Villa Ceferino vive una crisis marcada por la inseguridad. El último fin de semana, un tiroteo entre bandas y el asesinato de Francisco Millacan, tras una disputa vinculada a drogas, encendieron las alarmas en el barrio. Los vecinos, aterrados, optaron por recluirse en sus casas a partir de la noche, mientras que en las calles reina el miedo.

Uno de los principales problemas es la falta de iluminación pública. El robo de cables ha dejado varias zonas a oscuras, convirtiéndolas en terreno fértil para robos y agresiones. Una vecina relató que necesita ser acompañada por familiares para recorrer solo dos cuadras hacia su trabajo por temor a ser atacada.

Un barrio sitiado por el temor

Las organizaciones locales, como el Centro de Desarrollo Infantil (CDI), operan bajo estrictas medidas de seguridad. "Cerramos con candados desde adentro porque no podemos arriesgarnos", contó uno de los trabajadores. La cancha de fútbol del barrio, ubicada en Combate de San Lorenzo y Ramón Acosta, también se ha transformado en un foco de violencia. Los fines de semana, los partidos terminan en enfrentamientos, especialmente entre mujeres, según relataron vecinos.

La situación llegó a un punto extremo cuando una madre dejó a su hijo en el CDI y comentó que debía asistir al hospital Castro Rendón porque "tenía dos balas en la espalda".

Presencia policial insuficiente

Si bien las autoridades detuvieron a Federico Abello por el asesinato de Millacan y a seis implicados en el tiroteo del viernes, los vecinos aseguran que las condiciones no han mejorado. "De noche, las bandas siguen en la calle, mientras nosotros nos encerramos", denunció un residente. La presencia policial es mínima durante la noche, lo que deja al barrio librado a su suerte.

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