El piloto argentino volvió a la Argentina luego de lo que fue su irrupción en la Fórmula 1 como número dos de Williams durante nueve carreras en la temporada.
Franco Colapinto, uno de los grandes talentos del automovilismo argentino, llegó este fin de semana a la Argentina tras un año destacado en la Fórmula 1 con la escudería Williams. Durante su estadía, no solo aprovecha para descansar y disfrutar de sus pasatiempos, como jugar al golf, sino que también tuvo un emotivo gesto que lo acerca aún más a sus seguidores.
Un grupo de niños se acercó para saludarlo y, lejos de evadirlos, Colapinto se mostró cercano, charló con ellos, se sacó fotos y firmó autógrafos. Este gesto fue ampliamente celebrado en redes sociales, donde la cuenta @ColapintoFiles compartió: "Franco es el nuevo ídolo de los más chiquitos".
Pero no todo fue relajación y encuentros: el joven de 21 años recibió en las últimas horas una noticia que podría marcar un antes y un después en su carrera. Cuando parecía que todas las plazas para la temporada 2025 de Fórmula 1 estaban ocupadas, la FIA sorprendió al revelar un vacío en uno de los equipos más importantes.
La lista de inscriptos oficial muestra que RB (escudería asociada a Racing Bulls) tiene un asiento pendiente de confirmación, identificado con las siglas TBC (To Be Confirmed). Este espacio surge tras la ausencia del neozelandés Liam Lawson, dejando abierta la posibilidad para nuevos talentos como el piloto argentino.
El paso de Colapinto por su país no estará exento de actividades especiales. El 17 de diciembre, será recibido en la sede central del Automóvil Club Argentino (ACA), donde ofrecerá una conferencia de prensa para los medios y seguidores.
Más adelante, el 20 de diciembre, tendrá un evento masivo en el Movistar Arena, donde sus fans podrán conocerlo de cerca, sacarse fotos y celebrar juntos su prometedor presente.
El pilarense o solo es un talento en ascenso dentro del automovilismo internacional, sino que también se perfila como una figura que sabe cómo devolver el cariño que recibe, demostrando que su grandeza no solo se mide en logros deportivos, sino también en gestos humanos.