Todo se sabe en el café, hasta los datos más intrascendentes pueden tomar relevancia. Solamente tiene que estar atento para que nada lo tome desprevenido, querido lector.
Con piloto, paraguas y hasta con botas de goma llegó munido el flaco al café esta semana. La lluvia había pasado, era jueves por la tarde y el sol ya dominaba el cielo mendocino hacía unas cuantas horas. “Además, tampoco fue para tanto. Muy exagerado lo tuyo”, le dijo el grandote sin antes decir hola. “Esto es para la tormenta que se viene, queda mucho octubre todavía”, respondió el flaco.
Mientras se terminaban de acomodar los cuatro amigos alrededor de la mesa, Hernán, el mozo, dejaba sobre la tabla la comanda de siempre. Dos cortados en jarrito, para Gastón y el innombrable, un café chico bien cargado para el flaco y un café con leche más una medialuna para el grandote.
Retomando la charla, el flaco pasó a explicar a los muchachos los detalles de su preocupación y atuendo de protección: “Por primera vez amigos míos, en muchos años, el 17 podría pasar desapercibido”, dijo, dejando en claro lo que todos saben. Es que aunque ha cambiado varias veces de partido sus genes llevan los dedos en ‘v’. “Hay un par de ciudades bonaerenses que ya lo decretaron feriado, para que la ausencia del personal municipal disimule la poca convocatoria; por su parte, el mini gobernador ya tiene armado su propio acto y se corta solo, los gordos están a punto de romper el triunvirato y no definieron nada aún, los del Transporte se corrieron para el 30 y no estaría la UTA, la jefa muestra una clara decadencia en el acompañamiento popular y anda pidiendo avales para presidir el partido con un flyer que reparten por WhatsApp y el riojano, que también quiere ser el líder, no le atiende el teléfono. Mientras tanto acá en Mendoza, el carlitos está enfocado en cerrar filas alrededor de su candidato y que no le aparezca ningún heredero sorpresa en el trámite de sucesión. Salir a medirse con el peronómetro es un riesgo si la convocatoria resulta escasa y para colmo, encima que son pocos los gobernadores, se montó la operación Ja-Ja para que le den los números al peluca en el Congreso y esos dos ni se van a asomar”.
“Ja ja”, exclamaron todos al unísono. “Si Ja-Ja, Operación Ja-Ja. Jugaron bien los socios del NOA”, dijo el innombrable y pasó a explicar: “el número para abrochar el veto se consiguió con el apoyo y operación de la dupla Jaldo-Jalil”. “Seguro los declaran ‘personas non gratas’ en la próxima cumbre. Tal como hicieron en la UNCuyo con los tres libertarios mendocinos”, deslizó el grandote.
“El Consejo Superior metió los dedos en el enchufe”, tituló Gastón. “Agitó paros y marchas con casi pobrísima convocatoria. Ya habían sido pocos en la marcha previa a la votación y en la vigilia que montaron se los podía contar de a uno. Imagínate lo que sería después y con el veto abrochado. En varias facultades no sabían cómo hacer para despegarse. En Filosofía y Letras, por ejemplo, se borraron los pocos que estaban, aduciendo que había desinfección”, resumió jocosamente.
“Otro que metió los dedos en el enchufe, bien hasta adentro, fue el rubio de ojitos claros con el tema de la pauta”, cambió de tema el grandote, mientras se chupaba los dedos tras comer el último pedacito de la medialuna. “No se sabe muy bien por qué lo hizo, aunque circula un rumor muy fuerte. Ampliaremos
“Donde parece que se van ordenando las cosas es en la Casa de las Leyes con el tema de los prenseros”, apuntó también el flaco pasando la posta al grandote. Él dice ser asesor legislativo pero todos saben que hace lobbie. Ni lerdo ni perezoso y con la mano haciendo techito sobre la boca, tomó el guante: “No le quedaba otra al legislador. Lo apuntaron todos. Fue su propia prensera la que ventiló que le pagaba sus servicios particulares con plata del Estado, acusando que le bajaron el contrato sin aviso. Ahora le re contrató y salieron los dos a aclarar que, a partir de este lío, le paga con dinero de su dieta. Por las dudas que aparezcan los suspicaces de siempre”.
“Tal vez le bajaron el contrato porque necesitaban la plata para pagar a los aspirantes de policía”, volvió a meter el dedo en la llaga el flaco y todos miraron al innombrable, esperando su explicación, porque todos saben que anda en la rosca fuerte y siempre sabe. Como siempre, el gurú de la mesa tomó aire y procedió. “La cosa es así muchachos. Los uniformados que se fueron en los últimos dos años se cuentan de a miles, por retiro y licencias sin goce de haberes. El indicador de cantidad de policías por habitante ya no se calcula, dar a conocer ese dato sería como meter los diez dedos en el enchufe. A su vez, la incorporación de cámaras de seguridad privada al manejo público no ha sido todo lo exitoso que esperaban. Alguien tiene que mirar esas cámaras y ante un hecho delictivo hay que desplazar personal al lugar. Personal que no hay. Los vigiladores de empresas de seguridad privada tampoco se vieron seducidos con la idea de crecer en estatus y sumarse a la fuerza. Muchos aseguran que por la misma plata, prefieren llamar al 911 y no arriesgarse. Entonces ahora, se reflotó una vieja estrategia que se había dejado de implementar hace diez años, durante el gobierno de tu amigo el impulsivo”, repasó el innombrable mirando fijamente al flaco. “Es decir que ¿les van a pagar a los estudiantes del Instituto de Seguridad Pública?”, interrogó el grandote. “Así es mis amigos”, dijo el gurú y completó: “A todo aquel que se inscriba como aspirante le van a pagar una beca de 200 lucas mensuales, a modo de incentivo. Este año se inscribieron casi tres mil, pero quedaron apenas 500. De esos, no llegan ni a 300 los que siguen estudiando. ¡Hay que motivarlos para terminen!”.
“La motivación se les va a ir cuando cobren el primer sueldo. y vean que no es mucho más que la beca”, pensó en voz alta Hernán, el mozo, que seguía atento la charla, de pie y de brazos cruzados junto a la mesa.
La intervención desató una nueva Operación Ja Ja entre los muchachos. Tantos fueron los ‘ja ja’ que la charla se terminó yendo a temas totalmente intrascendentes. Tan así, que ya no vale la pena seguir contándoles.