En una charla de la que fue parte TN Show, el actor y el director Diego Lerman hablaron del detrás de escena de la particular película.
Hay una cuestión que sobrevuela a El hombre que amaba los platos voladores que es universal. ¿Hasta dónde puede llegar un hombre para hacer valer sus convicciones? Además de otras cuestiones mucho más profundas que es mejor no spoilear, esta es parte de la esencia de la película en la que Leonardo Sbaraglia se calzó el traje de uno de los periodistas más importantes de la década del ‘80 y, también, de los más extravagantes: José de Zer.
En una conferencia de la que participó TN Show luego de la proyección del film que produce Netflix, el protagonista, Leo Sbaraglia, y el director, Diego Lerman, dieron detalles de cómo fue el detrás de escena de una producción diferente para las que se acostumbran a ver en el cine argentino: aunque parece una biopic, no es más que una inspiración libre sobre rasgos del cronista, con una precisa recreación de sus informes televisivos.
Dirigida por Diego Lerman, El hombre que amaba los platos voladores es un ejercicio ficcional muy diferente a lo que se acostumbra hacer en el cine argentino. El realizador toma elementos de la realidad para construir un homenaje al cronista que cambió la forma de hacer televisión y generó una marca eterna en los medios: en el presente, cualquier persona que tenga más de 40 años recuerda la frase “seguime Chango”.
La historia es la de José de Zer, que está agotado de ser un periodista que cubre espectáculos. Un día, luego de un problema de salud, se produce un quiebre en sus intereses y termina inmerso en una búsqueda que lo aleja de su realidad habitual.
Como cronista del Canal 6 (en la ficción se invierte el 9 ya que es la misma tipografía que tenía en Nuevediario), José emprende un viaje a Córdoba, donde se topa con algo que todo el mundo desconocía: una huellla de un plato volador.
A partir de ese momento, el protagonista iniciará un camino que bordea la locura, la pasión y la histeria, mientras su vida personal queda en el olvido por su trabajo. Como telón de fondo, el amor por su hija y el pasado bien oculto, son el ancla que lo sostiene y su faro.
Durante la conversación que presenció TN Show, el director del film, Diego Lerman, contó que su idea era muy ambiciosa, ya que la historia que se plasmó, primero en el guion, y luego en la pantalla, tenía “varios elementos”. “Estaban el origen de lo que fue el fenómeno de Nuevediario; las primeras fake news; también el tema de las creencias que pueden ser platos voladores o cuestiones religiosas. Eran aristas atractivas”, comentó.
La producción fue ambiciosa, ya que se rodó en varias semanas y tanto en lugares de San Luis como en Córdoba. “Me pareció una historia increíble. Lo primero que me que me contó Diego es que tenía ganas de hacer una historia sobre un hombre que iba perdiendo un poco la cabeza”, agregó Sbaraglia, cuya transformación física para componer el personaje es notable.
El actor explicó que en un principio jugaron con la idea de hacer un José de Zer más metafórico, pero cuando ratificaron que podían usar su nombre por una cuestión de derechos, la transformación se volvió mucho más literal.
Debido a la composición de Carlos Menem que hizo Sbaraglia para la serie sobre el expresidente, cuando arrancó el rodaje, tenía poco pelo. Al pasar los días y crecerle durante los ensayos para filmar, logró el mismo tono canoso: no es una peluca, sino que se lo tiñó. “Lo que hago es un homenaje al mismo José. Mi sensación que me dio haciéndolo es la de estar interpretando a alguien muy luminoso y muy power”, agregó.
Para el actor, el histórico movilero “dejó mucha luz” y mucha “cosa hermosa” alrededor. “Con toda la gente que nosotros hablamos en la investigación de él lo describían con muchísima admiración porque realmente sacaba literalmente lo que sea de las piedras”, detalló.
Además de imitar la voz, igualar sus movimientos y empardar la manera de relatar ante las cámaras las extravagantes noticias que mostraba, Leo Sbaraglia tuvo que hacer un esfuerzo físico descomunal para ponerse en la piel de José de Zer.
El periodista era una persona que estaba en constante movimiento y, esa forma de mostrarse, decantó en la encarnación del protagonista. “Vi sus videos como tres mil veces cada uno. Lo tenía en la oreja todo el tiempo escuchándolo y mirándolo tratando de entender cada cosa, como un nene que mira una película 150 veces”, comentó Leo.
El actor dijo que, de esta manera, se fue acercando a José de Zer cada vez más para poder “llenarse de capas de información” hasta el momento en el que el personaje “me empezó a acompañar”. “Se incorporó cuando Diego me dijo que suelte”, enfatizó.
El protagonista, también, destacó el empeño físico que puso para transformarse en una persona como José de Zer. “Era un esfuerzo tremendo arrancar el rodaje cada día en la montaña, porque la energía que tenía era mucha. (...) Tenía un fuego interno que era tremendo. Fumaba un cigarrillo detrás de otro y no comía. Manejar esta energía era un esfuerzo tremendo”, remarcó.
Ese esfuerzo para El hombre que amaba los platos voladores se tradujo en una de las mejores interpretaciones de Leo Sbaraglia, que pudo trasladar, igual que la persona real, todas sus convicciones a la pantalla con potencia.