Las estrategias que se han adoptado en distintas partes del país asiático van desde numerosas cámaras de vigilancia hasta sistemas de registro de sanciones.
Son cientos de miles de cámaras las que están posicionadas en distintos espacios de Shanghai, China. Y específicamente en el distrito de Pudong, un núcleo financiero de gran relevancia para el país asiático.
Calles, carreteras, estaciones de trenes, cruces y centros con alta afluencia son solo algunos de los lugares en los que se encuentran estos aparatos, que son revisados por el centro de vigilancia City Brain.

Como su nombre lo sugiere, este es conocido como el “cerebro” de la ciudad y sus empleados se encargan de manejar las cámaras, las cuales recurren a la inteligencia artificial (IA) para escanearlas imágenes.
Junto con ello, el sistema recopila datos de la administración y la gestión de bienes públicos.
Con estas herramientas, el software puede detectar infracciones a las normas y leyes locales, además de posibles amenazas para la seguridad.
La subdirectora de City Brain en Pudong y una de las diseñadoras de la plataforma desde 2018, Sheng Dandan, explicó a Deutsche Welle en 2021 que “para nosotros, los ciudadanos, el sistema ayuda a proveer un entorno seguro, ordenado y limpio”.
“Para el gobierno, es una herramienta para dirigir la ciudad de manera más eficiente”.
Sheng Dandan precisó que solo hasta ese entonces contaban con acceso a unas 290.000 cámaras.
Según rescató el citado medio, se trata de un plan que las autoridades chinas han buscado expandir y que, aunque ha desatado múltiples críticas en otros países, ha despertado baja oposición en la ciudad china.
Además de las imágenes de vigilancia, el City Brain de Pudong también ha recopilado datos de los hogares.
Con estas informaciones, durante el punto álgido de la pandemia por Covid-19, pudieron verificar que se cumpliera la cuarentena.
Para aquello, instalaron sensores en las puertas de los departamentos, para así detectar incumplimientos de las restricciones y avisar a las autoridades sanitarias, explicó Sheng Dandan.
Esa es solo una de las medidas que se han adoptado para reforzar tanto la seguridad como el control de lo que ocurre en distintas ciudades chinas.
De esta manera, pueden detectar a los responsables de actos que van desde cruzar una calle en el momento inadecuado hasta cometer un delito mayor. Y luego, actuar para proceder a su detención.

Cuando se aborda el tópico de la seguridad en China, usualmente se habla de su “sistema de crédito social” como un proyecto unificado que vigila a los ciudadanos y les otorga puntos de manera automática, para luego sancionarlos o recompensarlos de acuerdo a su comportamiento.
Sin embargo, aquella definición es imprecisa.
El “sistema de crédito social” corresponde a varias iniciativas diferentes que comparten conceptos similares y en las que participan diversas entidades públicas y privadas, explica un artículo de la revista Science Focus que fue publicado en agosto de 2023.
La idea de contar con un sistema de sanciones y recompensas comenzó a gestarse a inicios de siglo, como una forma de regular las conductas indebidas en el ámbito económico y reforzar la confianza.
Dentro de este tipo de infracciones entrarían algunas como el impago de deudas o multas y la venta de productos falsificados o que no cumplieran con la normativa de seguridad, por mencionar algunas.
Bajo esa motivación inicial, en 2014 las autoridades chinas anunciaron un plan para construir “un entorno en la opinión pública en el que la confianza será gloriosa”.