Las estrategias de marketing digital están influyendo en los hábitos de consumo. Expertos analizan cómo la economía y la tecnología moldean nuestras decisiones de compra.
En contextos de incertidumbre económica, como la inflación, muchas personas recurren a las compras como una forma de regulación emocional. Este comportamiento puede convertirse en un patrón adictivo, similar al de otras dependencias.
"Cuando se usa el consumo como vía para regular las emociones, la capacidad de decisión se nubla. Se genera un circuito de dependencia en el que la persona asocia la compra con alivio emocional, aunque ese alivio sea efímero", señala La psicóloga española Nuria Virginia Rodríguez.
Este fenómeno afecta especialmente a individuos con baja tolerancia al malestar, falta de autocontrol o autoestima frágil. La
Las plataformas de comercio electrónico y las redes sociales utilizan técnicas de marketing que pueden fomentar el consumo compulsivo. Empresas del sector implementan estrategias similares a las de los videojuegos para incentivar las compras, como notificaciones constantes, promociones que expiran y recompensas por frecuencia.
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Este entorno digital, diseñado para estimular el consumo, puede dificultar el control de los impulsos y exacerbar problemas de salud mental relacionados con el gasto excesivo, especialmente en momentos de estrés o vulnerabilidad emocional.
El consumo desmedido no solo repercute en las finanzas personales, sino también en la salud mental. Reconocer los factores que llevan a una compra innecesaria -como el aburrimiento, el estrés o la necesidad de validación- puede ser el primer paso para recuperar el control.
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