El presidente de Estados Unidos confirmó hoy que avanzará en esa decisión y reveló qué objetivo persigue.
Donald Trump ha generado controversia al anunciar su decisión de reabrir la prisión de máxima seguridad de Alcatraz, ubicada frente a las costas de California. La emblemática prisión, que albergó a criminales como Al Capone y cerró hace más de 60 años, volvería a funcionar para recluir a los "delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos".
En una publicación en su plataforma Truth Social, Trump argumentó que su objetivo es "ya no tolerar a esos delincuentes reincidentes que siembran la podredumbre, el derramamiento de sangre y el caos en nuestras calles". Remarcó que "cuando éramos una nación más seria... no dudábamos en encarcelar a los criminales más peligrosos y mantenerlos alejados de cualquiera a quien pudieran hacer daño".
La prisión de Alcatraz, conocida por su inexpugnabilidad y los múltiples intentos de fuga que inspiraron películas como "La Roca", fue cerrada en 1963 debido a los altos costos de mantenimiento, que oscilaban entre 3 y 5 millones de dólares. Actualmente, funciona como una atracción turística operada por el Servicio de Parques Nacionales y está designada como Monumento Nacional Histórico.
La reapertura de Alcatraz, según Trump, "servirá como símbolo de Ley, Orden y Justicia" y es parte de su promesa de "Hacer a América grande de nuevo". Su orden exige un trabajo en conjunto entre la Oficina Federal de Prisiones (BOP), el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Interna y el FBI.
Esta decisión se suma a otras medidas controvertidas de Trump en materia de seguridad, como sus diferencias con la Justicia por el envío de presuntos pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, y la orden de habilitar un centro de detención para inmigrantes considerados "delincuentes de alta prioridad" en la Base Naval de Guantánamo.