Se estima una producción de 97.728 toneladas frescas de ciruela, equivalentes a aproximadamente 32.000 toneladas secas, lo que marca un incremento sobre el promedio histórico de la última década.
El Ministerio de Producción, a través de su Dirección de Agricultura, anunció el pronóstico de cosecha de ciruela para industria correspondiente a la temporada 2024/25. El anuncio se conoció luego de una reunión virtual en la que participaron representantes de los sectores industriales y productivos de la ciruela.
El relevamiento se realizó mediante un exhaustivo trabajo de campo entre los meses de noviembre y diciembre, donde se evaluaron cuarteles de la variedad D'Agen, la principal utilizada en la provincia con este propósito.
Metodología y resultados del relevamiento
Se muestrearon 90 cuarteles distribuidos en los oasis Sur y Este, que representan los principales polos productivos de ciruela en Mendoza. En total, se analizaron más de 1.000 árboles y 10.200 frutos, permitiendo estimar una producción general de 97.728 toneladas frescas, lo que supera el promedio de 87.117 toneladas registrado desde la campaña 2014/15.
La estimación se realizó considerando tres variables:
Distribución territorial de la producción
La zona Sur concentra 82% de la superficie productiva y 90% de la producción estimada, lo que la consolida como el principal motor de la industria de la ciruela en Mendoza.
Clasificación por calibres y evolución histórica
La clasificación de los frutos por peso incluye cinco categorías, con una distribución que refleja las expectativas de calidad y rendimiento respecto a la campaña pasada. Desde la temporada 2014/15, solo en cinco campañas se ha superado el promedio histórico, lo que destaca la solidez de la presente estimación.
Este pronóstico es una herramienta fundamental para productores, industriales y autoridades, ya que permite prever la oferta disponible y diseñar estrategias comerciales y productivas. Sin embargo, la producción final puede verse afectada por factores como temperaturas extremas, déficit hídrico y eventos climáticos adversos, que serán monitoreados continuamente hasta el momento de la cosecha.