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Qué es el síndrome del corazón roto y cuáles son síntomas

La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) advirtieron que la expresión ‘me rompió el corazón’ tiene un origen orgánico. A horas del Día de los Enamorados, cuál es la importancia de cuidar nuestro corazón y el de quienes amamos

Lunes, 13 de Febrero de 2023
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La doctora Carolina Salvatori (MN 97.522), médica cardióloga y asesora del Consejo de Cardiología Clínica de la Sociedad Argentina de Cardiología, relató a modo de ejemplo uno de los episodios que detectó durante una consulta médica, en la cual advirtió que esta sensación se convirtió en una patología que se evidenció gracias a un electrocardiograma.

“Blanca, de 55 años, llegó a mi consultorio después de 2 años de estar muy angustiada porque tras un año de cuidar a su marido enfermo (que había fallecido hacía 3 meses), a pesar de no haberse sentido bien, los trámites y el cansancio retrasaron su consulta. Cuando le realizo el electrocardiograma, me quedo sorprendida al encontrar una cicatriz nueva en su corazón (un infarto). Empiezo a preguntar por síntomas: Blanca me relata que dos días antes de fallecer su esposo, y en el contexto de una internación, sintió un dolor muy fuerte en su pecho con una gran sensación de angustia, pensando y justificando su dolencia producto de la situación de estrés”, narró la experta.

“Si bien la causa más frecuente de infarto de miocardio es la enfermedad aterosclerótica, producto de factores de riesgo cardiovascular (modificables) como la hipertensión arterial, dislipemia, tabaquismo, diabetes, obesidad, factores psicosociales, entre otros, o (no modificables) como antecedentes genéticos o la edad, existe el llamado ‘Síndrome de Takotsubo’ (también conocido por síndrome del corazón roto) o miocardiopatía por estrés, que fue descrita en los años 90 en Japón”, afirmó Salvatori.

En palabras de los expertos, esta patología tomó este nombre “por una vasija de forma abombada y con el cuello estrecho usada por los pescadores en ese país para atrapar pulpos, ya que es la forma que adquiere el corazón tras sufrir este tipo de injuria, donde se para y se afecta la punta del corazón”. Asimismo, indicaron que en el 85% de los casos reportados son mujeres postmenopáusicas, que, tras sufrir una situación de estrés inesperado (físico o emocional) presentan una liberación excesiva de adrenalina.

“En el Síndrome de Takotsubo las arterias del corazón son casi siempre normales (confirmadas por un cateterismo, estudio que muestra el interior de las arterias), pero la parte del corazón afectada por la disminución del flujo de sangre (habitualmente la punta del corazón) suele contraerse inicialmente con menos fuerza. En la mayoría de los casos esta debilidad se recupera transcurridas algunas semanas y el corazón vuelve a contraerse normalmente”, señalaron los expertos mediante un comunicado.

Es por ese motivo que desde la SAC y la FAC resaltaron la importancia de “tener en cuenta que frente a una situación que nuestra mente considera amenazante, la adrenalina es liberada inmediatamente para prepararnos tanto para hacer frente a esa situación (lucha), como para evadirla o alejarnos (huida)”.

En este sentido, el doctor Julio C. Giorgini (MN 100.308), médico cardiólogo, miembro del Consejo de Aspectos Psicosociales y del Área Corazón y Mujer de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), explicó: “En otros casos en que la situación nos sobrepasa podemos incluso quedarnos ‘paralizados’ o perder el estado de conciencia (síncope), como parte de un mecanismo antiquísimo de afrontamiento a situaciones de estrés”.

Según un estudio publicado por la Asociación Americana del Corazón (AHA), existe una mayor incidencia de este síndrome en mujeres de mediana edad y también mayores, en una proporción 10 veces mayor que en hombres o mujeres más jóvenes. “Este estudio mostró el papel fundamental que tiene la conexión entre cerebro y corazón”, reflexionó Salvatori.

Los expertos, incluso, resaltaron otro dato importante: después de los 50 años la incidencia de enfermedad cardiovascular en la mujer aumenta paulatinamente con el envejecimiento y llega a superar a la del hombre. Esto ocurre porque se pierde la protección que las hormonas femeninas generan sobre el sistema cardiovascular, ya que las terapias de reemplazo luego de la menopausia no han demostrado protección cardiovascular.

“Si bien la creencia popular es que la principal causa de muerte en la mujer es el cáncer de origen ginecológico, esto no es así”, aseguró Salvatori. Mientras que Giorgini completó: “La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en las mujeres, afectando a 1 de cada 3 mujeres, versus la mortalidad por tumores ginecológicos que se presenta en el 18% de los casos”.

Sobre este punto, desde las sociedades cardiológicas indicaron que una reciente revisión del año 2021 de la AHA evaluó el impacto sobre la enfermedad cardiovascular de condiciones como la ansiedad, emociones desagradables como la ira, el enojo, la tristeza, enfermedades como la depresión o incluso ser pesimista. Tras su análisis, se demostró que, en conjunto, incrementan cerca de un 30% el riesgo de tener un infarto.

“Los ataques de ira o enojo incrementan las probabilidades de infarto, accidente cerebrovascular o arritmias cardíacas malignas hasta en un 20% y la mayor parte de estos episodios ocurre dentro de las 2 horas posteriores al enojo o ataque de ira. La depresión mayor se presenta en un 5 a 7% de la población general, pero llega hasta el 15% en personas que han tenido un infarto”, recalcaron los expertos.

Con el Día de los Enamorados a horas de comenzar con su “jornada romántica”, los expertos señalaron la importancia de la relación entre el contacto físico y el corazón.

“Hay estudios que han demostrado que las caricias y abrazos generan un entorno seguro, una mayor conexión neuronal entre dos personas y mayor activación de la porción ventral del nervio vago, fortaleciendo los vínculos y el apego seguro (tanto en niños como en adultos). A nivel cardiovascular, la activación del nervio vago ventral (ubicado a la altura del vientre) estimula la acción parasimpática, aumentando la variabilidad y coherencia cardíacas y disminuyendo las pulsaciones (menos arritmias y taquicardia) y la presión arterial (menos hipertensión). En conclusión, ¡las caricias y los abrazos son buenos para el corazón!”, concluyó Giorgini. (Infobae)