La tos se trata de un síntoma que se presenta como respuesta a una agresión de las vías respiratorias. Cuando es seca, lo habitual es que desaparezca en unos días; cuando es productiva, con flemas de color verdoso o amarillento, significa que hay infección; y si contienen sangre (hemoptisis) se debe acudir al médico a la mayor brevedad. En cualquier caso, estos son algunos remedios caseros que podés probar si quieres calmar la tos.
Mantener la calma: ante todo, no pierdas los nervios. Si te da un ataque de tos relajate, porque irritarte la empeora. Bebé agua o tragá saliva. Los caramelos de miel también tienen un efecto calmante.
Pies bien calientes: el calor en los pies calma la tos. Frotá un ungüento de mentol y eucalipto en los pies y ponete unas medias. También podés usar este ungüento en el pecho y una pequeña cantidad bajo las fosas nasales para descongestionar.
No te tires del todo: la tos empeora si estás totalmente estirado y, sobre todo, si dormís boca arriba. Para solucionarlo, lo mejor es dormir de lado, poner unos libros debajo del colchón que eleven ligeramente la cabecera de la cama o mantener la cabeza más erguida con ayuda de unos almohadones.
Bebé agua y humedecé el ambiente: uno de los peores enemigos de la tos es la sequedad ambiental. Para contrarrestarla, humedecé el ambiente con un vaporizador y así aliviarás el picor que produce la garganta irritada. Tomar una ducha caliente o un baño de vapor también puede mejorar la tos porque fluidifica las secreciones. Y si no estás en casa, procurá tener siempre a mano una botella de agua o caramelos para producir más saliva y paliar la sequedad.
Cuidado con los perfumes
Aunque huelan muy bien, algunos productos de perfumería pueden irritar las vías respiratorias y empeorar la tos. Si tenés ataques, procurá no usar perfumes ni desodorantes fuertes y evitá el tabaco.
Ojo con los antitusivos: no conviene recurrir a los medicamentos antitusivos a menos que el doctor o el farmacéutico así lo aconseje. Para la tos seca pueden funcionar. Pero si se acompaña de mucosidad, no dejarán que el organismo elimine las secreciones de forma natural y, en lugar de combatir el proceso catarral, lo alargarán.
Cómo reconocer el tipo de tos:
Seca. No se expulsan mucosidades. Produce picor en la garganta, suele irritar las vías respiratorias y dificulta el descanso por la noche. Es típica de los fumadores.
Productiva. Es la que todos denominamos “tos con mocos”. Va acompañada de expectoración, por lo que contribuye a la limpieza de las vías respiratorias. Es propia de bronquitis crónica e infecciones bacterianas.
Aguda. Generalmente se debe a procesos infecciosos de corta duración de vías respiratorias altas o bajas como, por ejemplo, gripe o catarros víricos. Suele desaparecer a las tres semanas.
Crónica. Se considera crónica si se prolonga más de tres semanas. Las causas pueden ser varias, aunque las principales son el tabaquismo y EPOC.
Si la tos no está relacionada con un proceso agudo claro, como gripe, y se prolonga más allá de una semana, hay que ir al médico para averiguar cuál es su origen.