El Rover Mini Cooper 1.3 de 1991 es un coche divertido y ágil que ofrece una experiencia de conducción única, comparable a la de un kart, gracias a su bajo peso, ruedas pequeñas y suspensión dura.
Su motor de 1.3 litros con inyección monopunto proporciona una potencia modesta pero un carácter vivaz, ideal para carreteras secundarias y ciudades. Sin embargo, la dirección no tiene asistencia, lo que puede hacerla pesada a baja velocidad, y su tamaño compacto limita el espacio para personas altas.
Manejo:
Se destaca por su agilidad, respuesta inmediata del acelerador y sensación de kart.
Motorización:
Equipa un motor de 1.3 litros con inyección monopunto de 63 CV, considerado "modernillo" dentro de la carrocería clásica.

Diseño:
Conserva la carrocería original pero con un interior más moderno y un cuadro de instrumentos más integrado.
Maniobrabilidad:
Es perfecto para ciudades y carreteras secundarias estrechas, aunque su batalla corta y tracción delantera le dan mucho nervio.
Consideraciones:
Dirección Pesada:
La falta de asistencia en la dirección puede dificultar las maniobras a bajas velocidades.

Espacio Limitado:
Las pequeñas dimensiones del vehículo no ofrecen la mejor posición de conducción ni el mayor espacio para personas altas.
Sensibilidad del Conductor:
La conducción es ruidosa, frenética y tosca, y se transmite la sensación de cada bache.

En Resumen:
El Rover Mini Cooper 1.3 de 1991 es un coche con mucho encanto y una experiencia de conducción emocionante, pero con una conducción rústica y características de diseño que favorecen la agilidad sobre la comodidad.

Fue lanzada con una gama con dos versiones.