En las últimas semanas, parece que los mercados y Javier Milei se encuentran en una pulseada en medio de la inquietud cambiaria, aunque desde la presidencia aseguran que no les preocupa el dólar. Milei idealiza al mercado como el gran equilibrador, pero sabe que los mercados solo tienen intereses, no sentimientos. Aquí está el talón de Aquiles argentino: la falta de dólares.

Los mercados están inquietos nuevamente. El gobierno interviene en la brecha cambiaria para evitar alteraciones en el tipo de cambio, consumiendo reservas necesarias para pagar la deuda, mientras intenta controlar la inflación secando la plaza de pesos. Es un equilibrio precario.

Milei mantiene un rumbo claro y una disciplina fiscal férrea. Sin embargo, la opinión pública empieza a mostrar descontento. Según la última encuesta de Opinaia, la imagen positiva del presidente ha bajado del 55% al 52%, mientras que la negativa ha crecido al 48%.

Un 60% de las personas cree que para ver una mejoría habrá que esperar hasta 2025, indicando que la opinión pública ya no espera una recuperación rápida. La confianza en la estabilización de la economía también está dividida: el 48% no confía y el 45% sí.

El apoyo más fuerte para el gobierno viene de sus votantes fieles, tanto de La Libertad Avanza como de los que migraron de Juntos por el Cambio. A pesar de las dificultades, Milei sigue siendo el político con mayor imagen positiva.

La cuestión de los dólares sigue siendo crítica. La demora en la liquidación del campo ha contribuido a esta "sequía" de dólares, aunque es comprensible que los productores esperen mejores precios. El gobierno se enfoca ahora en privatizar empresas estatales, en los efectos del blanqueo en el mercado inmobiliario y en atraer grandes inversiones con el nuevo Régimen de Inversión para Grandes Infraestructuras (RIGI).

El futuro económico del país también depende de lo que ocurra en Estados Unidos. Un triunfo de Donald Trump podría significar una posición más generosa hacia Argentina, mientras que una victoria de Kamala Harris podría no ser tan beneficiosa. Las elecciones en noviembre en Estados Unidos coinciden con un momento crucial para la negociación de Argentina con el FMI.

El gobierno se enfrenta a un desafío diario, luchando cuerpo a cuerpo con el mercado. Si logra despegar el crecimiento económico y controlar la inflación, empezará a consolidar una recuperación. Entre un rumbo firme y el día a día de las pulseadas, así navega el barco de Milei, sosteniendo la brújula en medio de la tempestad. ¿Y los dólares? Esa es la gran incógnita.