Si terminó la emisión, ¿por qué sube la inflación?; y si la motosierra contra causas sensibles debilitó al Gobierno, ¿por qué insistir con esa lógica?
Con 2026 a la vuelta de la esquina, empiezan a volverse más claros cuáles son los obstáculos que puede enfrentar el Gobierno en su tercer año de gestión. La cuestión es si la alarma argentina puede dispararse sobre todo a partir de la dinámica de la implosión, con errores autogenerados dentro del Gobierno o, al contrario, si la incertidumbre puede llegar de un cambio externo que hace estallar las certezas que intenta construir el Gobierno. ¿Riesgos de implosión o de explosión? Hay dos focos de incertidumbre. Primero, si terminó la adicción monetaria, es decir, la emisión, ¿por qué sube la inflación? En el WhatsApp de Milei hay indicios sobre ese punto. Segundo, si la motosierra afilada contra causas sensibles debilitó políticamente al Gobierno en 2025, ¿por qué insistir con esa lógica?
Algunos de esos riesgos ya dejan marcas en las estrategias del Gobierno y en la narrativa pública oficialista. Primero, los riesgos internos: los que nacen por decisiones estratégicas de Milei y su equipos. Por ejemplo, el rumbo económico. ¿Qué tiene Javier Milei en la cabeza a días de arrancar un nuevo año? Hay indicios claros en la entrevista que le dio a Luis Majul el domingo. Son cambios, algunos sutiles, que muestran una corrección en la concepción del problema macroeconómico argentino: el problema a corregir ya no es la emisión monetaria sino el nivel de demanda de dinero.
Dinero, de la oferta a la demanda
Los cambios en la política monetaria anunciados por Luis Caputo y convalidados también en publicaciones online del segundo del Banco Central, Vladimir Werning, reflejan esa evolución. Ahora el problema es de una caída en la demanda de dinero y ya no un problema de su oferta, es decir, de emisión monetaria. "Es cierto que se aceleró la inflación y el último datos de minoristas dio 2,5% pero hay que contemplar lo siguiente: nuestra hipótesis es que cayó la demanda de dinero", afirmó hace dos días.
La conquista del déficit cero e incluso, el superávit se da por hecho en la gestión mileísta, aún a costa de derrotas políticas en el Congreso. Pero entonces, ¿por qué si se eliminó la rabia, es decir, la emisión, queda el perro, es decir, la inflación, que ahora sube lentamente? Por eso, a partir de ahora, la marcha del plan económico presenta dos desafíos. ¿Cómo seguir bajando la inflación ahora que el déficit desapareció como problema político y económico y cómo comunicar esa nueva dimensión del problema y evitar que la suba de la inflación que se pueda dar en los próximos meses no genere desconfianza e incertidumbre, con una retroalimentación del problema?
En el contexto de cuatro meses seguidos de suba de la inflación, tres de ellos perforando el techo del 2 por ciento, la pregunta tiene su urgencia: ¿el Gobierno logrará llegar a junio o agosto con una inflación que arranque en 0 mensual como acaba de prometer Milei? ¿Hay contradicción entre la teoría monetaria que le dio identidad política a Milei, con la emisión monetaria como eje del problema inflacionario argentino, y un presente con inflación al alza, aún con déficit cero?
Milei nació a la vida pública y llegó al poder con una bandera existencial para su batalla cultural macroeconómica: "La inflación es en todo momento y en todo lugar un fenómeno monetario", el eslogan que le tomó prestado a Milton Friedman. En ese marco, definió a la emisión como un adicción de la casta política para financiar el déficit fiscal. La conexión causal que lleva desde la emisión monetaria a la inflación terminó siendo aceptada por la gente, incluso por la oposición más reacia. Esa fe generalizada es hija del éxito de esa premisa, con la "motosierra" derivando en baja de inflación. ¿Qué pasa ahora, entonces? "Teníamos dos mandatos: bajar la inflación y bajar la inseguridad. Cumplimos los objetivos muy rápido, en dos actos", dijo el domingo. ¿Cómo sigue la obra?
El domingo, en la entrevista con LN+, se explayó sobre el tema y delineó la "hipótesis" con la que se maneja Milei y el equipo económico de Luis Caputo. Milei introdujo una variante en su afirmación a la Friedman: "La inflación es un fenómeno monetario ya sea porque expande la oferta o porque cae la demanda, o porque pasan las dos cosas: eso hace que el poder adquisitivo caiga y los precios suben", sostuvo.
"Milei piensa en términos de la ecuación cuantitativa del dinero", explica un economista e inversor argentino desde Manhattan. La cuestión es tan central para Milei que ilustra el fondo de su imagen de WhatsApp con esa ecuación: "PxY = MxV", es decir, el nivel de precios por la cantidad de bienes y servicios es igual a cantidad de dinero por velocidad. Es una identidad económica clave que explica la inflación. Por tratarse de una igualdad, cualquier variación en la cantidad de dinero produce variación en el otro lado, los precios de la economía.
Para el Gobierno, la caída de demanda de pesos en las semanas preelectorales, que llevaron a una dolarización récord, afecta del otro lado de la ecuación a los precios de la economía. "En economía, es común considerar que la inflación se puede generar por un aumento de la oferta de pesos pero también por una caída en la demanda de dinero por algún motivo, no necesariamente por dolarización de los ahorros de la gente", desarrolla el economista en Manhattan. "Con el susto electoral, la demanda de dinero cayó", agrega.
Reservas, dos pájaros de un tiro
El economista argentino agrega otro dato: para que se produzca ese efecto, hay otro detalle importante: "Se debe dar una demanda a la que el Banco Central no reacciona". En las semanas más críticas del Gobierno, antes de las elecciones, hubo resistencia a corregir esa caída, por ejemplo, a través de la venta de dólares. Con las nuevas medidas anunciadas, el Gobierno busca dos objetivos pendientes, corregir M, la demanda de dinero, y acumular reservas: con la misma herramienta, comprando dólares no sólo para pagar deuda, va a acumular reservas e inyectar pesos en la economía pero siempre según el ritmo de la demanda, para evitar inflación por oferta de pesos. La narrativa de Milei pretende responder dos focos de incertidumbre: le da otra causa a la suba de la inflación de los últimos meses y asegura contar con la herramienta para corregir los dos problemas sin efectos colaterales.
Milei suma una segunda explicación: que la política monetaria opera con 26 meses de rezago y no con 18 o 24 como afirmaba antes: "Si fijamos la cantidad de dinero cuando se terminó de sanear el Banco Central a mediado de 2024, a los 26 meses debería haber inflación cercana a cero, entre junio y agosto del año que viene", plantea ahora.
Esa es la nueva pedagogía en la que se embarcan Milei y Caputo. Las causalidades que propone el Gobierno no siempre se cumplen: minimizó la necesidad de acumular reservas durante meses hasta que la corrida cambiaria lo arrinconó y encontró auxilio en el dúo Trump-Bessent. La hipótesis que manejan ahora le cierra a los economistas. Pero Milei mismo abre el paraguas: "Vamos a tener que comprar reservas contra demanda de dinero. Si crecemos al 5 por ciento, si se mantiene la base monetaria en términos del PBI, vamos a tener que comprar 10.000 millones de dólares. Siempre en condiciones normales de presión y temperatura, como las de hoy", advirtió Milei. La gran duda que queda es cuáles son esas condiciones y qué podría alterarlas.
Tiros en el pie y nuevo sujeto político
Entre los focos de incertidumbre políticos, está la capacidad de autorregulación de los instintos políticos de la gestión mileísta. La batalla del capítulo XI del presupuesto expuso al Gobierno a la misma lógica que lo llevó a la sucesión imparable de derrotas a lo largo de dieciocho rondas legislativas durante este 2025. El Gobierno sigue pensándose como hegemónico, pero continúa siendo un gobierno de minoría parlamentaria, aunque en Diputados tenga la primera minoría: sin acuerdos con otros no hay chances de pasar sus reformas. Asimila linealmente resultados electorales con capacidad en el Congreso: la realidad le demuestra que las cosas no son tan simples.
Y otro tema preocupante: la misma capacidad que muestra para construir conflictos a medida, como el del Chiqui Tapia, también la tiene para fabricar enemigos fuera de control: agita fantasmas donde no le conviene. Su estrategia en el tema discapacidad generó el nacimiento de un nuevo actor político, el colectivo de madres y familias con hijos con discapacidad, con la actriz Valentina Bassi a la cabeza Su activismo fue el que logró torcerle la mano al Gobierno en el Capítulo XI del presupuesto. Los votos amigables que perdió en esa votación en Diputados fueron daño autoinfligido: la insistencia con los recortes con menos base de sustanciación tanto social como política, la que más debe cuidar si quiere pasar reformas importantes. En esa falta de aprendizaje de sus errores políticos de 2025 está otro de los desafíos para el 2026.
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Antes de que termine el 2025, los analistas financieros focalizan su atención en los vencimientos por US$4300 millones que debe cubrir el Gobierno el próximo 9 de enero. El análisis sobre el programa oficial y las expectativas para lo que viene.