Lo que nadie está diciendo es que los gobernadores ya decidieron que no van a esperar, ahora, como si ellos no fueran responsables de tanto derroche que hubo.
Puntuales como un reloj maldito que no sabe fallar, otro jueves y a las siete en punto, los cuatro amigos se reunieron en la vieja cafetería de Aldo. Un local con las paredes manchadas de humo antiguo, espejos gastados y sillas que chirrían al menor movimiento. Hernán, el mozo, los miró llegar con esa resignación afectuosa de quien sabe que no necesita carta para servirles: café chico bien cargado para el flaco, café con leche con una medialuna para el grandote y dos cortados en jarrito para Gastón y el innombrable, que jamás tocaba la cucharita, como si todo en su vida estuviese calculado para no dejar huellas innecesarias.
Tanto Aldo como Hernán se han vuelto, sin querer, expertos en política de pasillo, de sobremesa y de rosca; saben de nombres, traiciones y alianzas más que de café.
Gastón, "el magistrado", llegó primero, como siempre. No es juez, aunque sus amigos lo llaman así. Apenas un secretario, pero como su magistrado titular vive de viaje o de resaca, es él quien firma todo, quien lee los expedientes y quien dicta las sentencias. En la mesa, sin embargo, Gastón no dicta nada; escuchaba y cuando habla, lo hace con un tono de solemnidad que al grandote le da risa. De todas maneras, así como llega, es el primero en abrir fuego:
-El cachetazo electoral no fue solo un golpe, fue un baldazo de realidad. Creyeron que se podía gobernar sin estructura, y ahora tienen que inventarla sobre la marcha.
El grandote, con su traje mal ajustado y el nudo de la corbata siempre torcido, había entrado después. Dice que es asesor legislativo, pero todos saben que lo suyo es la rosca silenciosa de los pasillos, los llamados al hotel de enfrente, los encuentros discretos con empresarios que nunca quedan en agenda. Él lo niega con un gesto vago, como quien se sabe descubierto, pero no se siente obligado a dar explicaciones.
-¿Estructura? El Gobierno se rodeó de cuatro iluminados que jamás ganaron ni la elección del Centro de estudiantes y el resto quedó mirando desde la tribuna. Ahora los libertarios viejos, excepto la impresentable de Pagano y CIA, que pusieron la cara y el pecho en las redes, en los medios y hasta en las plazas, cuando él era solo un excéntrico panelista de televisión, se sienten estafados. Y no están solos: tienen micrófono, llegada y saben cómo golpear.
Con ese andar nervioso, como de alguien que acaba de cambiarse de camiseta en un vestuario sin terminar de secarse el sudor, también había llegado el flaco. Ha pasado por tantos partidos que ya nadie recuerda en cuál militaba en la última campaña. Pero mantiene un gesto constante: los dedos en "V" y siempre suyo es más bien un recordatorio de que siempre tiene dos caminos: el que lo mantiene dentro del juego, y el otro, que nunca toma.
-No seamos ingenuos. El problema no es solo la interna. El problema es que la microeconomía aprieta, la inflación de bolsillo pega más fuerte que cualquier discurso de motosierra. Vos podés vetar leyes sensibles, Milei puede gritar que no se mueve un milímetro. pero la heladera se vacía igual. Y ahí, querido, no hay intención que aguante.
Por último, se había sentado el innombrable. Nadie ignora su nombre, pero nadie se atreve a pronunciarlo en voz alta, como si hacerlo convocara algo que no debía despertarse. Él llega sin apuro, con una calma que contrasta con la ansiedad de los demás. Trae información, siempre. Información que arde, que huele a despacho cerrado, a reunión prohibida, a sobremesa con humo de habano. No se sabe de dónde la saca, pero cuando él habla, los otros callan.
-Lo que nadie está diciendo es que los gobernadores ya decidieron que no van a esperar, ahora, como si ellos no fueran responsables de tanto derroche que hubo. Los aliados se hacen los mudos porque todavía reciben algo, pero los otros. los otros ya se están juntando y esperan sumar un par más después de octubre. Y cuando la rosca federal se mueva, la Casa Rosada temblará, o muchos de los provinciales caerán.
Hernán, pasó con una bandeja cerca de la mesa de los cuatro amigos y susurró con una sonrisa cómplice:
-Hoy la rosca viene servida sola, ¿no?
Gastón apoyó el codo sobre la mesa, en un gesto de sentencia:
-¿Y qué hace el presidente? Veta. El financiamiento universitario, la emergencia sanitaria, los fondos para las provincias. Eso es dinamitar los puentes que le quedaban.
-Lo que está firmando -interrumpió el grandote- es un certificado de aislamiento. Nadie le va a votar nada en el Congreso.
El flaco sonrió de medio lado, como quien reconoce una jugada ajena:
-Lo que Milei olvida es que en este país no se gobierna con decretos ni con likes. Se gobierna con rosca y corrupción. Y ahí, el que no negocia, pierde. Y el loco no quiere.
El innombrable volvió a hablar, sin levantar la voz:
-Ya hay nombres circulando. Posibles reemplazos, operadores que ofrecen "colaborar" para ordenar el caos. Operativo 'clamorcito' para que no se vaya. Son unos hdp. Dicen que nadie quiere que esto explote, pero todos joden para que explote, y se preparan los impresentables.
-Milei reaccionó como pudo -reflexionó el magistrado- lo primero que hizo fue armar una mesa con un par de patas más endebles que las anteriores y nombrar un ministro del Interior. El cargo estaba vacío, y ahora lo llena con Catalán. Pero, ¿a quién eligió? A uno de la vieja guardia. Un tipo que pasó por Scioli, por el Banco Provincia, por la misma cartera con Alberto y Wado. y que se quedó con Milei.
-¡Eso es lo mejor de todo! El presidente que gritaba contra la casta, algo de casta tiene que poner, por lo menos, Catalán es el más seriecito y con buena llegada.
El flaco, con los dedos en "V" movía la cucharita con ritmo nervioso.
-Lo que pasa es que la política no perdona los vacíos. Milei quiso jugar solo, y la soledad no existe en este país. Cuando la estructura te queda corta, terminás buscándola en el sótano de los que ya estuvieron. Lo que hace es puro instinto de supervivencia.
El innombrable apoyó la taza en el plato con un leve clic que hizo callar a los otros.
-No es solo supervivencia. Es señal. Milei está admitiendo, sin decirlo, que no tiene con quién. Que necesita de los que manejan la rosca, Y ojo, Catalán no tiene prensa, pero tiene teléfono. Eso vale más que cien discursos en cadena.
Gastón suspiró, casi en tono de sentencia judicial:
-Una paradoja cruel: para combatir a la casta, va a tener que dinamitarla.
-Y mientras tanto -añadió el grandote- los libertarios originales miran desde afuera, mascando bronca. Ellos pusieron el cuerpo cuando nadie creía en esto, y ahora les pasan por encima tipos como Pareja, Vera y los Menem.
El flaco levantó la mano, como quien pide la palabra en un recinto:
-La pregunta es si la gente lo ve. Porque si la gente lo empieza a notar, el discurso de "la casta" se desarma. Y si no lo ve, peor: va a sentir la contradicción igual, en el bolsillo y en la calle.
Hernán, que fingía no escuchar, se estremeció al pasar cerca. Aldo, desde la barra, murmuró apenas:
-El café está más amargo esta semana.
-Si hasta ahora el gobierno venía tambaleando, dijo Gastón, con tono de sentencia escrita en letra gótica-. Reactivan lo de Karina, vuelve a circular el caso Libra, y encima las calles otra vez llenas por los vetos.
El grandote resopló, acomodando su humanidad en la silla que crujió peligrosamente.
-El caso Libra es humo, viejo. Pero que lo saquen ahora no es casualidad. Alguien lo puso de nuevo sobre la mesa para recordarle al presidente que, si no negocia, tiene fantasmas en el placard.
El flaco, con los dedos en "V", jugaba a trazar figuras con la cucharita.
-El problema es que se junta todo al mismo tiempo. Protestas por el financiamiento universitario, sectores que salen a la calle a disputarle la escena, las causas reactivadas y los factores económicos. ¿Sabés lo que es? Es la peor semana del gobierno desde que asumió.
Se le juntaron enfrente todos los sinvergüenzas.
El innombrable levantó la vista despacio, como quien guarda las palabras en un cajón antes de usarlas.
-No se equivoquen. Esto no es solo una crisis. Esto es un recordatorio del sistema. Los vetos eran una declaración de guerra, y todo esto es la respuesta. Y mientras tanto, la rosca mueve las piezas y vuelven a escena justo cuando el presidente está más débil. Nada es casual.
Gastón, en su tono de juez suplente, murmuró:
-Pero se mantiene firme en que no se va a mover un milímetro de su plan balbuceó Gastón
-Pero ojo: si no se mueve, se queda solo. Y si se mueve, pierde su relato. -dijo el grandote, golpeando suavemente la mesa con los nudillos - Es el dilema del equilibrista.
El flaco sonrió con ironía.
-En política no hay equilibristas: hay sobrevivientes. Y Milei está aprendiendo que sobrevivir no es gritar más fuerte, sino tejer cuando todos piensan que estás ahorcado.
El innombrable se inclinó apenas hacia adelante, bajando la voz como si revelara un secreto a medias:
-Hay quienes ya están tomando nota. Los gobernadores, la oposición, y hasta los aliados de ocasión. El problema de los gobiernos no es la primera peor semana. El problema es que siempre hay otra después.
El magistrado se recostó sobre la silla y continuó avivando el fuego:
-La oposición también muestra sus grietas. Miren a Mendoza: el radicalismo está atrapado en su propia contradicción. El año pasado encabezaba las marchas contra los recortes universitarios. Ahora, su jefe político se alió con La Libertad Avanza. ¿Qué hacen entonces? ¿Sale a protestar contra su propio socio electoral?
El grandote se rió con un resoplido
.
-Eso es típico de los radicales: defender siempre la caja universitaria, hacer de eso una bandera histórica. y justo cuando la necesitan, no pueden levantarla. La alianza les ata las manos. Es como ver a un perro de caza al que le ponen bozal.
El flaco, que en cuestiones de alianzas tenía curriculum, señaló:
-No los subestimen. Los radicales saben hacer equilibrio. Capaz no salen masivamente, pero dejan que sus juventudes, sus intendentes, algún sector lateral se manifieste. La estructura central queda aliada, y las bases se desahogan. Es un juego viejo: protestar a medias, pero que todos entiendan el mensaje.
-El problema es que esta vez el bozal es más fuerte -intervino el innombrable- El mandamás local ya hizo la jugada: está aliado y no puede romper así nomás. Entonces, cualquier intento de doble discurso queda más expuesto. Y en política, cuando no podés sostener lo que decís con lo que hacés, te comen por los dos lados. Y si Milei se entera le incendia la provincia.
El flaco, jugueteando con los dedos en "V", dijo con media sonrisa:
-En política, la coherencia es un lujo que pocos pueden pagar. Y parece que hoy nadie tiene cambio chico.
-La paradoja se repite - asintió Gastón como si rubricara un acta- Mientras el gobierno se refugia en ellos mismos, la oposición radical se calla frente a lo que históricamente defendió y el peronismo intenta capitalizar un triunfo que sabe a ajeno. Salen a festejar, buscan mostrar músculo, demostrar que están vivos. Pero el inútil de Axel se erige como la figura central y Cristina queda diluida. Todos terminan presos de sus propias palabras. O en sus casas.. Jajajaj
-Lo de Axel es un golpe estratégico -apuntó el grandote mostrando las palmas de sus manos- Con el festejo, con la victoria, pone un pie adelante y deja a Cristina en segundo plano. Incluso el audio que puso de ella en la celebración quedó como anécdota. Nadie lo hace notar demasiado, pero todos lo saben.
? Axel no tiene estrategia, es un paladín de los fracasos murmuró el innombrable
-Lo curioso es que ni siquiera la visita. -suspiró el flaco- Cien días presa y Axel nunca fue. Eso incomoda a muchos dentro del peronismo. ¿Hacia dónde juegan ahora? ¿A la nueva frágil y desastrosa figura que se impone en la provincia, que algunos miran de reojo y no les gusta, o a la vieja líder corrupta que sigue generando miedo, pero también incomodidad por la tobillera?
El innombrable dejó la taza sobre el plato con un golpe leve, como sellando su análisis:
-El peronismo está en el dilema clásico: consolidar a la nueva figura, que ordena y se muestra ganadora y es un inútil o mantenerse fiel a la histórica trenza corrupta que aún tiene peso simbólico y arrastra su legado. No pueden hacer las dos cosas a la vez, y eso los va a marcar.
Gastón, con voz grave, casi dictando sentencia:
-Así es como se reconfigura la política: no solo por derrotas o victorias, sino por quién logra ocupar el espacio vacío que dejan los hechos. Axel lo hace hoy; Cristina queda en la sombra.
-En la política no hay casualidades, -le respondió el escuálido- solo oportunidades que algunos aprovechan y otros pierden. Y en esta semana, el mapa cambió más de lo que muchos quieren admitir. El tema es que los actores son los que fracasaron siempre.
El innombrable no dijo nada más, pero la sombra de su sonrisa dejó en claro que las paradojas son solo el comienzo de un nuevo capítulo en la rosca.
-Y mientras ellos festejan o se repliegan, nosotros seguimos anotando. Cada giro, cada contradicción, cada silencio. todo sirve -le dijo Aldo a Hernán, apoyados en la barra.
-La política es más complicada que cualquier café que sirva -respondió el mozo.
Aldo, sonrió por primera vez en la tarde:
-Y estos cuatro que siguen viniendo todos los jueves, a hablar de lo que nadie se anima a decir en voz alta.
Y así, con las tazas vacías y la primavera golpeando los ventanales, los cuatro amigos siguieron trazando mapas invisibles de un país que parece moverse solo para ellos.