Analistas Por Silvia Fesquet

Insultar, el nuevo arte de hacer política

En dos años y medio se pasó, en las redes, de 22.000 insultos por día a 42.000, unos 1.750 por hora. Y el fenómeno se da en todas las fuerzas políticas.

Lunes, 28 de Julio de 2025

Entre enero de 2023 y junio de 2025 se publicaron en las redes sociales de Argentina 27,5 millones de insultos: en dos años y medio, la utilización de este tipo de agresiones en la confrontación política casi se duplicó. La violencia en el ecosistema digital fue en un crescendo peligroso y continuado, y de 22.000 insultos por día se pasó a 42.000. O sea, unos 1.750 por hora.

La medición en las redes en las que los argentinos pasan un promedio de cuatro horas diarias, fue realizada por la consultora Ad Hoc, especialista en comunicación digital, en un trabajo titulado "La provocación permanente" y dejó algunas conclusiones. El presidente Javier Milei es el usuario no troll que más insultos postea: en dos años publicó y compartió 1.589, especialmente en X , ex Twitter.

Sin embargo, la modalidad está lejos de ser privativa de los libertarios, y se ha vuelto transversal, ya que todas las fuerzas disponen no sólo de quienes lanzan y promueven las agresiones sino también de quienes las difunden y amplifican.

La modalidad ni siquiera se limita ya a la arena política: desde otros ámbitos hay quienes también, con mayor o menor intensidad, echan mano del recurso. ¿Por qué prende esta costumbre? ¿Por qué el nivel de agresividad es cada vez mayor? Para diversos analistas de este fenómeno, en la conversación digital, en los tiempos que corren, lo que se busca es destacar, no pasar inadvertido, no resultar indiferente dentro del fárrago de voces y tuits que se acumulan hora a hora. Para lograr esto, hay que gritar. Y para hacerse notar y sobresalir, hay que hacerlo cada vez más fuerte. Ser "visto" se convierte en el objetivo, y en la recompensa. La espiral se va retroalimentando.

El estudio cita un informe del Pew Research según el cual, en 2019, el 10% de los usuarios más activos de Twitters era responsable del 80% de los tuits creados por los usuarios estadounidenses. Dos años más tarde, el 25% de los tuiteros con mayor actividad generaba el 97% de los mensajes analizados.

El trabajo de Ad Hoc señala tres actores de la violencia en redes: trolls, provocadores y amplificadores. Según define, "el troll activa el encuadre y la estética del insulto; el provocador replica y legitima con su valor social, y el amplificador masifica y viraliza".

Otro análisis, realizado por Chequeado a principios de este año, había detectado 1.051 insultos en 14 meses de gestión de Milei, siendo "kuka", "zurdo" y "ensobrado" tres de los más frecuentes en el vocabulario presidencial, dirigidos a opositores políticos, periodistas y economistas críticos. Mario Riorda, profesor de Comunicación Gubernamental y Comunicación de Crisis de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral decía en el informe: "El insulto forma parte de un capítulo de lo que se denomina discursos de incivilidad, que tienen que ver con el agravamiento del tono de la comunicación política. Parten generalmente desde la descortesía, avanzan hacia la descalificación o la humillación, y terminan finalmente en la negación de la identidad del otro".

Legitimada desde arriba, la modalidad permea hacia abajo. Se puede apreciar cómo políticos, funcionarios o referentes de distintos ámbitos van mutando su discurso por uno más chabacano, más berreta, ramplón y de vuelo bajo, que sólo contribuye a abaratar y degradar el lenguaje de todos los días y a afectar la forma en que se establece la comunicación cotidiana en la sociedad. Hay palabras y agravios que habían caído en desuso y hoy cobran nuevo ímpetu, motorizadas por esta ola de agresividad rampante, por no hablar de un peligro extra: que del insulto verbal se pase a la violencia física.

Decía Diógenes de Sinope, también conocido como Diógenes el Perro, filósofo de la escuela cínica: "El insulto deshonra más a quien lo profiere que a quien lo recibe".

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