Analistas Por Damián Di Pace

Argentina con impuestos versus menos impuestos

Argentina enfrenta una alta carga impositiva que encarece productos básicos, ropa y autos, afectando el consumo y el acceso al crédito. Reducir impuestos podría bajar precios, dinamizar la economía y mejorar el bienestar sin comprometer la solvencia estatal.

Viernes, 30 de Mayo de 2025

La alta carga impositiva que enfrenta la Argentina sigue siendo uno de los temas más debatidos. Según un informe elaborado por Focus Market, Argentina se encuentra entre los países con mayor presión fiscal a nivel mundial. Esta situación afecta directamente el precio de los bienes, ya que los impuestos nacionales, provinciales y municipales se acumulan a lo largo de la cadena de producción, distribución y comercialización, lo que encarece enormemente los productos que llegan al consumidor final.

Desde alimentos básicos como la leche y el pan, hasta productos durables como vehículos y ropa, los impuestos representan una porción significativa del precio que paga el consumidor. En muchos casos, más de la mitad del precio de estos productos corresponde a tributos. Esto no solo incrementa los precios, sino que también genera distorsiones en el mercado, desalentando el consumo y fragmentando el sistema de precios.

La pregunta que surge es: ¿cuánto bajarían los precios si se redujera la carga fiscal? Si se aplicara una estructura tributaria más liviana, con la eliminación de tributos como Ingresos Brutos y el impuesto al débito y crédito, y una reducción del IVA a la mitad, los precios de productos básicos podrían experimentar una disminución significativa.

Alimentos: precios con impuestos actual y nuevo precio final

Por ejemplo, un litro de leche que hoy cuesta $2.650, podría reducirse a $2.232, lo que representaría una baja de más del 10%. Lo mismo ocurre con el pan (de $1.700 a $1.470 por kilo), los fideos (de $1.571 a $1.323 por medio kilo) o la carne vacuna, que en el caso del peceto podría pasar de $12.999 a $10.761 por kilo. En todos los casos, el recorte impositivo representa una mejora directa y visible para el bolsillo. Y aunque los márgenes pueden variar según la cadena de valor, la diferencia es clara: cuando los impuestos bajan, los precios también.

Este tipo de alivio fiscal no solo impactaría positivamente en el bolsillo de los consumidores, sino que también ayudaría a dinamizar la economía, al reducir la inflación y mejorar el poder adquisitivo. Sin embargo, el problema radica en la complejidad del sistema tributario actual y en la creciente creación de nuevos impuestos, especialmente a nivel provincial y municipal. A pesar de los esfuerzos del gobierno nacional por controlar la inflación y mejorar las condiciones económicas, los aumentos de impuestos locales han seguido superando a la inflación, encareciendo aún más los productos de la canasta básica.

En este contexto, la carga fiscal no solo afecta el precio de los bienes de consumo, sino que también impacta en el crédito al consumo. En algunos casos, casi la mitad del monto de un préstamo personal se va en impuestos, lo que limita el acceso al financiamiento para millones de personas. Las entidades del comercio han comenzado a exigir un alivio impositivo y una mayor transparencia fiscal por parte de las provincias y municipios. La necesidad de una reforma tributaria que alivie la carga sobre los consumidores y las empresas es cada vez más urgente.

Un dato interesante que ilustra hasta qué punto los impuestos influyen en los precios es el índice Big Mac de la revista The Economist, que mide el precio de una Big Mac en diferentes países para comparar el poder adquisitivo. Según este índice, Argentina se encuentra entre los países con las Big Mac más caras del mundo, debido en gran parte a la alta carga impositiva. Un combo mediano en Argentina cuesta $10.900, de los cuales aproximadamente un 47% corresponde a impuestos. Si se aplicara el esquema de alivio fiscal propuesto, el precio podría bajar hasta los $7.192, es decir, una diferencia superior a los $3.700 por combo.

Indumentaria: precios con impuestos actual y nuevo precio final

Continuando el análisis, si vestirse siempre fue un gasto relevante en cualquier economía, en Argentina lo es aún más por el peso de la carga impositiva. Tomamos cuatro ejemplos representativos: una prenda nacional, una prenda importada, un par de zapatos nacionales y otro importado.

Los resultados son contundentes. Una prenda nacional que hoy cuesta $30.000 podría bajar a poco más de $19.000. En el caso de indumentaria importada, donde se acumulan derechos de importación, IVA, percepción de Ganancias y demás tributos, el impacto es aún mayor: de $70.000 podría reducirse a $56.806. El mismo patrón se repite en el calzado: el nacional pasaría de $115.000 a unos $96.983, mientras que el importado, con una presión fiscal actual cercana al 54%, caería de $200.000 a poco más de $162.105.

La presión fiscal sobre el consumo, especialmente en productos importados, no solo encarece el acceso a bienes básicos, sino que también distorsiona la competencia en el mercado local. La discusión de fondo no es si deben existir impuestos, porque sin duda deben, sino qué tan razonables son sus niveles actuales y cuánto margen queda para alivianarlos sin comprometer las cuentas públicas.

Automóvil: precios con impuestos actual y nuevo precio final

Por último, si hay un producto que sintetiza la carga impositiva argentina, ese es el automóvil. Ya sea nacional o importado, cero kilómetro o usado, el peso de los tributos en su precio final es altísimo. No se trata solo del IVA, sino también de impuestos internos, tasas específicas, Ingresos Brutos y retenciones indirectas en la cadena productiva. Tomamos como ejemplo un modelo de gama media cuyo valor en concesionaria ronda los $31.087.000. Más del 54% de ese precio corresponde a impuestos.

Aplicando la misma metodología utilizada en los otros casos, ese vehículo podría costar $18.973.000. En otras palabras, una reducción del 39% en el precio final. La rebaja no solo sería significativa, sino que también tendría efectos colaterales positivos: activaría la demanda, reduciría el costo de reposición y mejoraría el acceso al crédito para miles de consumidores hoy excluidos del mercado.

El sector automotor ya viene siendo objeto de algunos ajustes impositivos por parte del Gobierno, como la eliminación de los impuestos internos para ciertos modelos. Sin embargo, la estructura fiscal sigue siendo pesada, y buena parte del costo final sigue vinculado a impuestos de diferente jurisdicción. En un país donde el auto cumple una función clave, no solo como bien de consumo, sino también como herramienta de trabajo, este es otro ejemplo donde una reforma impositiva sería más que un gesto económico: podría implicar un cambio concreto en el día a día de millones de personas.

La discusión sobre la carga tributaria en Argentina no es nueva, pero sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. La clave será lograr un sistema más ágil, equitativo y eficiente, que alivie al consumidor sin comprometer la solvencia del Estado. El nuevo gobierno ha manifestado su intención de revisar la estructura tributaria para hacerla más eficiente y menos distorsiva, y todo indica que ese podría ser el próximo objetivo en su hoja de ruta. Una reforma fiscal inteligente no solo aliviaría el bolsillo de los argentinos, sino que también podría convertirse en una palanca fundamental para el crecimiento económico y la mejora del bienestar general. (El Observador Argentina).

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