A ver, seamos sinceros: ¿a alguien le sorprendió el video trucho de Macri que anduvo circulando? ¿De verdad? Si estamos curados de espanto. En este país, que un político mienta en campaña no es la excepción, es la costumbre. Y por eso, cuando vimos esa imitación con inteligencia artificial diciendo que Macri se bajaba, muchos dudaron, pero tampoco lo descartaron tan rápido. Porque en Argentina, los volantazos están a la orden del día.
Lo vivimos desde hace décadas. ¿O ya nadie se acuerda de Menem prometiendo que iba a "salir con la revolución productiva" y terminó entregando todo con moñito al mercado? Cuando después se le preguntó por qué hizo lo contrario a lo que había dicho, tiró esa frase brutal: "Si decía lo que iba a hacer, no me votaban". O sea, nos lo dijo en la cara. Y lo reeligieron.
Después vinieron todos los que dijeron una cosa y terminaron haciendo otra. Cristina y el cepo que "no iba a haber", Macri y el "ajuste que no iba a llegar", Massa jurando que iba a jubilar a los corruptos y después abrazado al mismo proyecto. Es más, hasta Alberto criticaba a Cristina con un énfasis digno de archivo. y terminó de presidente gracias a ella. Acá las ideas duran lo que dura una encuesta.
Y ahora, con toda esta tecnología nueva, hasta las mentiras evolucionaron. Ya no te graban mal con un celular trucho. Ahora te hacen un deepfake, con voz, gestos y fondo de campaña. Y ojo, que no es chiste. Porque entre tanta confusión, el que no está bien informado, se la come.
Lo llamativo es que mientras muchos salieron a repudiar esa manipulación, el propio Milei se hizo el desentendido. Y ahí sí, ojo. Porque hasta ahora, se ha diferenciado bastante en esto de cumplir lo que prometió: achicar el Estado,terminar con el déficit y la inflación, eliminar cargos. todo eso lo dijo y lo está haciendo. Pero eso no le da derecho a mirar para otro lado cuando lo que está en juego es la verdad.
Porque una cosa es ser frontal, decir cosas incómodas, incluso pelearse con medio mundo. Y otra muy distinta es hacerse el distraído frente a un video falso solo porque perjudica al rival. La libertad de expresión no se construye con truchadas. Y si realmente querés cambiar la forma de hacer política, también tenés que cambiar la forma de hacer campaña.
Así que sí, no nos sorprende nada. Nos han prometido tanto y han hecho tan poco, que ya ni reaccionamos. Pero cuidado: que no nos sorprenda no significa que lo aceptemos. Porque si dejamos que la mentira sea parte del juego, después no nos quejemos del resultado.