El economista hace un breve repaso de lo más destacado a nivel económico.
La baja de tasas impulsada por el gobierno en las últimas semanas ha generado un movimiento al alza en el dólar, una reacción que, según expertos, era esperada y en cierto punto deseada. Esto se debe a que las brechas entre las tasas y la inflación se habían reducido significativamente, e incluso estaban en niveles cercanos al equilibrio. Ahora, con la inflación en 2,4% para noviembre y estimaciones que la sitúan en 3% para diciembre, la tasa de interés, que ronda el 37%, comienza a ser considerada alta para un escenario donde se proyecta una inflación del 25% para el próximo año.
"Esta baja de tasas es algo que debía suceder", señalan analistas, aunque advierten que trae consigo ciertas tensiones propias de fin de año, como movimientos en el mercado de capitales y presiones estacionales sobre el tipo de cambio.
Uno de los fenómenos que marcó esta suba en el dólar es el desarme de posiciones en pesos conocido como carry trade. Este mecanismo, por el cual se invierte en una moneda local para obtener una ganancia en dólares, se desactivó en gran medida hacia fin de año. Según fuentes del sector financiero, fondos de inversión y grandes players internacionales han comenzado a cerrar posiciones para consolidar balances anuales, acelerando el proceso tras la decisión del gobierno de reducir la tasa.
"Es un movimiento propio del cierre del ejercicio anual", aclaran, aunque destacan que parte de estos capitales podrían volver a ingresar el próximo año. De hecho, estiman que esta dolarización tiene un componente temporal ligado al calendario financiero, y no a una desconfianza estructural en la economía argentina.
A pesar del alza en el dólar, el gobierno ha optado por una intervención moderada en el mercado cambiario. Con mínimos niveles de venta de reservas, logró contener el avance del tipo de cambio, marcando una diferencia respecto a estrategias pasadas donde se gastaban sumas significativas sin lograr resultados contundentes.
"Todo lo que está alrededor se mantiene estable", remarcan especialistas. La inflación está por debajo de las expectativas, el superávit comercial y financiero se mantienen sólidos, y el nivel de actividad muestra signos de recuperación. Esto genera confianza en que el gobierno buscará evitar que las brechas cambiarias superen niveles del 15%, lo que limita las expectativas de una devaluación abrupta.
El fin de año suele ser un período de alta demanda de dólares debido al pago de deudas, tanto públicas como privadas. Sin embargo, se prevé que esta presión disminuya hacia principios del próximo año, cuando se normalicen las condiciones de mercado.
"Hay que evitar decisiones basadas en el pánico", advierten, al tiempo que destacan que el dólar seguirá creciendo a ritmos moderados, lo que sugiere que la dolarización no debe responder a temores infundados.
En el plano externo, los mercados emergentes, incluida Argentina, enfrentan desafíos derivados de un dólar internacional fortalecido y un contexto global de menor apetito por el riesgo. La situación en Brasil, principal socio comercial de Argentina, podría generar impactos indirectos, aunque hasta el momento los efectos son acotados.
Además, la relación con China se presenta como una oportunidad estratégica. Con una posible reunión entre los presidentes de ambos países en enero, se abre un espacio para fortalecer vínculos comerciales que podrían resultar en acuerdos beneficiosos para la economía argentina.
La eliminación del impuesto PAÍS, prevista para este lunes, abre una ventana para la caída de los precios de bienes importados, lo que podría estimular el consumo y la inversión. "Traer productos que no producimos o que son más baratos es positivo para la actividad económica", comentan los especialistas.
Finalmente, el gobierno planea reducir gradualmente el ritmo de devaluación del dólar oficial al 1% mensual, lo que contribuiría a dinamizar la economía sin generar presiones inflacionarias significativas.
En este marco, la clave será equilibrar las decisiones políticas con las dinámicas del mercado y los compromisos internacionales, como el acuerdo con el FMI, que busca garantizar el pago de deudas sin desviar dólares necesarios para financiar la actividad productiva.