A un año de haber ganado el balotaje, el Presidente se ampara en los resultados económicos para proyectarse rumbo a las elecciones legislativas de 2025 donde intentará afianzar su gobierno y desarmar a una oposición desconcertada.
Con la oposición desorientada, el dólar quieto, la inflación en baja y un nivel optimismo por el futuro de la economía "récord", Javier Milei sueña no solo con ganar las elecciones legislativas del año que viene, sino con algo más ambicioso y fundacional: la instalación de "un cambio de régimen" que perdure durante décadas.
Uno tan radical en lo económico y en lo político como el que imaginó, exactamente hace un año, en la primera intervención para el debate presidencial, cuando dijo: "Si me dan 20 años, seremos Italia. Y si me dan 35, Estados Unidos".
Por eso, en su cabeza, todo lo que dificulte el cumplimiento de esa misión debe ser "expuesto" y, o "pulverizado", más temprano que tarde. ¿Y qué cosas lo podrían dificultar? Por ejemplo, las diferencias con su compañera de fórmula que se vienen acumulando desde la campaña. Diferencias que ahora el mismo Presidente exhibió sin pudor ante una pregunta del periodista Esteban Trebucq en LN+ la semana pasada al colocar a Victoria Villarruel, directamente, del lado de la casta.
Fuentes cercanas a Milei sostienen que al impacto en su imagen aparecerá no ahora, sino dentro de un tiempo. Pero que será irreversible.
Otro ejemplo que explica dónde está parado el Presidente, en los que él mismo, denomina "la batalla cultural": su justificación y aprobación de la frase del Daniel Parisini, "el Gordo Dan", por haber dicho "Las Fuerzas del Cielo somos el brazo armado de La Libertad Avanza".
Es más: el Presidente se tomó el trabajo durante este fin de semana de explicar que al Gordo Dan "lo sacaron de contexto". Que lo que quiso decir, en realidad, estuvo, más adelante, en el mismo discurso de la presentación de "Las Fuerzas del cielo". Y lo citó textual: "Estamos armados con el arma más poderosa de la historia de la humanidad: el teléfono celular".
Vamos de nuevo. Milei, en su cruzada explícita por lograr un cambio de régimen, no se toma ningún respiro. Y tampoco quiere dejar ningún cabo suelto. Por eso prefiere, antes de abrir un debate sobre el presupuesto 2025 que ponga el riesgo el equilibrio fiscal, prorrogar las partidas del presupuesto 2023. ¿Y para qué?
Para negociar, provincia por provincia, gobernador por gobernador, la distribución de los excedentes que resulten de esa prórroga. Demás está decir que esto explica por qué José Luis Espert anunció la suspensión del debate sobre el presupuesto 2025, bajo el lema: "Con déficit cero, todo. Sin déficit cero, nada".
Es que así imagina Milei no solo que podrá mantener a raya a los gobernadores, sino que además, descuenta, condicionará al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, a quien lo quiere poner en el peor de los mundos.
Es decir: sin un peso extra que pueda traducir en plan platita para la campaña 2025, y a merced de su rival interna, la condenada Cristina Kirchner.
A propósito. ¿Será cierto que Milei la quiere subir al ring porque le conviene debatir contra un pasado que ya fracasó? Eso pareció, desde hace un mes y medio, cuando anunció que le daría una clase particular de economía práctica. "Yo se que vos de economía no entendés mucho, demostrado por el hecho de que te rodeaste de analfabetos anumericos que destruyeron el país con su chamanismo económico", indicó en ese momento Milei.
De hecho, las redes de los libertarios no dejan pasar ni la más mínima oportunidad para tratarla de "burra". A su vez, Cristina tampoco deja pasar la más mínima oportunidad de correr por derecha a un presidente que se define como liberal libertario, pero no "liberboludo".
Sin ir más lejos, hace unas horas, lo desafió para que desregule el precio de los medicamentos genéricos importados. "A ver Milei, ya que sos tan guapo, desregulá los medicamentos. Que podamos tener medicamentos genéricos importados para reducir el costo de los presupuestos sanitarios. A ver si te animas", le recriminó.
Pero en este caso no fue Milei el que le respondió, sino el ministro de modernización y transformación del estado, Federico Sturzenegger, quien, en un irónico posteo, primero declaró: "Me alegro que tardíamente se sume a la ola desreguladora. Lamento que no lo haya hecho ni durante los 8 años que ejerció la presidencia ni los 4 en que fue presidenta del Senado".
Al final, el ministro se metió en la interna de Cristina con Kicillof al sugerir: "Puede hablar con su exministro de Economía para que compre los remedios en el exterior aprovechando la desregulación que le hemos puesto a disposición".
A primera vista, da la impresión de que los estrategas de La Libertad Avanza están un par de pasos más adelante que los de Cristina y los chicos grandes de La Cámpora. De hecho, me consta que, mucho antes de haber decidido la suspensión del cobro de las dos jubilaciones de privilegio de Cristina, los expertos en comunicación política del Gobierno ya descontaban que "la condenada iba a saltar".
Esto es: que iba a apelar la decisión en la justicia previsional y se iba a meter, ella solita, en el lugar de una dirigente voraz a insaciable que no solo se enriqueció robándole al Estado, sino que además, reclamó y consiguió cobrar un plus, por zona desfavorable, aunque en verdad no vive en Río Gallegos sino en la ciudad de Buenos Aires, donde, según Cristina, hasta los helechos tienen luz y agua.
Una "ventajita" que representa mas de 6 millones de pesos, menos de lo que cobra un ministro del gobierno de Milei.
Cerca del Presidente sostienen que:
No es verdad que la quieren subir al ring, sino que Milei "se pelea" con Cristina según el debate de ideas que le interesa dar.
Que Milei está seguro de "tener" los votos para la aprobación en el Senado de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla.
Que, si todavía no se aprobó, es porque Villarruel estaría postergando el debate, por su posición contraria a la designación de Lijo, que anticipó, de manera pública, en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Y agregan, fuentes siempre muy cercanas a Milei:
Que el presidente "agotará todas las posibilidades" para que los pliegos sean aprobados en el recinto.
Pero que, si no sucede, optará por una decisión previsional o transitoria, para que, una vez que renuncie Juan Carlos Maqueda, a fin de año, la Corte no funcione solamente con tres votos: los de Carlos Rosenkratz, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti.
El próximo miércoles a las 10 de la mañana, el jefe de gabinete, Guillermo Francos, deberá presentar su informe mensual en el Senado. Y el jueves, a la misma hora, se convocará a una nueva sesión para discutir Ficha Limpia.
¿Por qué el Gobierno se muestra tan remolón con Ficha Limpia? Porque a Milei no le gustaría la idea de que se apruebe un proyecto que la termine haciendo quedar a Cristina Kirchner como a Juan Domingo Perón en 1955. Es decir: como una proscripta, a la que nadie le puede ganar una elección libre.
Este fin de semana, en la quinta de Olivos, le escucharon a Milei citar la historia reciente. "18 años después de la proscripción, el peronismo volvió, y tuvimos que aguantar a todas sus variantes, con intermitencias, hasta diciembre del año pasado". ¿Qué pretende, entonces, Milei? Dice que pretende: "Ganarle al kirchnerismo las urnas, y que no vuelvan nunca más".
"¿Ganarle para eternizarse en el poder, como pretendían Néstor y Cristina?", le preguntaron este fin de semana. Milei lo negó de inmediato. Y enseguida pidió a su interlocutor que busque en Google una declaración que hizo hace pocos días, durante la conmemoración de los 100 años de la Cámara Argentina de Comercio, cuando dijo: "Soy un inquilino por cuatro años, con opción a ocho".