Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguro) y Cristian Jerónimo (Vidrio) liderarán la central hasta 2029. La nueva conducción se reafirma en la defensa de los convenios colectivos tras imponerse a Barrionuevo y marginar al kirchnerismo.
Con ciertos indicios de renovación, el congreso de la Confederación General del Trabajo (CGT) eligió esta tarde una nueva conducción que será pilotada por un triunvirato hasta 2029. Los cotitulares electos son Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguro) y Cristian Jerónimo (Empleados del Vidrio). Su mandato estará signado por el inminente debate de la reforma laboral con el Gobierno, una tarea que abordarán con el apoyo de la vieja guardia del sindicalismo en puestos clave. La nueva conducción fue votada por 1604 congresales, con 35 votos en blanco.
Tras la proclamación de las autoridades, el nuevo triunvirato fijó su postura ante los desafíos del Gobierno. Argüello fue categórico: "Nos vino una tarea muy difícil, pero sabemos que con los trabajadores no se jode y estamos unidos para enfrentar cualquier situación que nos quiera llevar a que nos quiten los derechos". Jerónimo, por su parte, advirtió: "No vamos a permitir ni vamos a retroceder un solo paso en las conquistas y los derechos adquiridos".
El discurso más extenso estuvo a cargo de Sola, quien combinó la apertura al cambio con la defensa férrea de la estructura sindical: "No somos necios. Sabemos que el mundo del trabajo ha cambiado y que las actualizaciones con la tecnología y la robótica son necesarias, pero tenemos una herramienta fenomenal que son los convenios colectivos de trabajo". Sola defendió este mecanismo como el lugar donde "se modifican y se modernizan las relaciones laborales", y advirtió contra el sector político que pretende "que se debilite el movimiento obrero" o que se discutan convenios por empresa en lugar de por actividad, afirmando que los trabajadores son "socios estratégicos" del crecimiento del país.
La elección se resolvió luego de que el acuerdo entre las facciones mayoritarias -incluyendo "los Gordos", independientes, moyanismo y el sector de Sasia- lograra imponer la continuidad del esquema de triunvirato por "abrumadora mayoría", derrotando una moción de Luis Barrionuevo (gastronómicos) y sus aliados (como la UTA y La Fraternidad) que buscaban un solo jefe para la central.
Esta articulación interna marginó al sindicalismo kirchnerista y generó la fisura que precipitó el alejamiento del gremio de colectiveros (UTA). Los dirigentes kirchneristas, como Abel Furlán (UOM) y Sergio Palazzo (bancarios), si bien aceptaron los puestos ofrecidos, designaron a gremialistas de segunda línea en su lugar como una forma de tomar distancia y "exteriorizar el malestar por decisiones inconsultas".
De esta forma, la nueva CGT muestra signos de renovación en el escalón más alto, con la incorporación de Sola y Jerónimo, mientras que dirigentes históricos como Héctor Daer (que pasó a Secretaría de Interior), Gerardo Martínez (Relaciones Internacionales) y José Luis Lingeri (Acción Social) sostienen la estructura.