Según el Indec, 9,45 millones de personas son pobres y 2,05 millones se encuentran en la indigencia. Aunque los indicadores bajaron respecto a 2024, persisten fuertes desigualdades regionales y etarias.
La pobreza en la Argentina continúa siendo un desafío estructural. De acuerdo con el informe difundido por el Indec para el primer semestre de 2025, el 31,6% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, lo que equivale a 9,45 millones de personas. Dentro de ese universo, 2,05 millones (6,9%) no logran cubrir la canasta básica alimentaria y son considerados indigentes.
El dato mostró una mejora respecto al segundo semestre de 2024, cuando la pobreza había alcanzado al 38,1% y la indigencia al 8,2%. La reducción se explicó por un incremento del 26,3% en los ingresos familiares, que superó la suba de las canastas básicas (13,2% la alimentaria y 12,3% la total).
El mapa exhibe fuertes contrastes: el NEA registró la peor situación con un 39% de pobres, destacándose Gran Resistencia (48,1%) y Corrientes (37,4%). En Cuyo, Gran San Juan trepó al 36% y Gran Mendoza al 33,5%. En el NOA, los índices oscilaron entre el 29,5% de Salta y el 34% de Gran Catamarca.
La cifra mejoró más de 20 puntos respecto del mismo período de 2024, y más de 6 puntos contra fines del año pasado. El 6,9% de la población se situó por detrás de la línea de indigencia.
En la región Pampeana, el promedio fue del 30,5%, pero con extremos como Concordia (49,2%) y Bahía Blanca-Cerri (23,5%). El Gran Buenos Aires mostró un 31,5% de pobreza, con marcadas diferencias: 15,1% en la Ciudad y 35,3% en el conurbano. La Patagonia exhibió la menor incidencia (27%), con Ushuaia-Río Grande en 22,3%.
Al comparar con el primer semestre de 2024, se observan descensos pronunciados. Formosa pasó de 67,6% a 28,3% y Ushuaia-Río Grande de 48,6% a 22,3%. Gran Resistencia bajó casi 30 puntos y Gran Tucumán-Tafí Viejo redujo 25. Río Cuarto mostró una mejora histórica: de 54,3% a 24,4%.
El fenómeno golpea con mayor dureza a los más jóvenes: el 45,4% de los menores de 14 años vive en hogares pobres. Entre los 15 y 29 años, la incidencia es de 37%; en los adultos de 30 a 64, de 27,7%; y en mayores de 65 años, de 10,8%.
A pesar de la mejora en los indicadores, la brecha de ingresos sigue siendo amplia: los hogares pobres perciben en promedio un 37% menos que lo necesario para cubrir la canasta básica total, mientras que los indigentes tienen un 37,9% menos de lo requerido para la alimentaria.
El informe concluye que la pobreza no solo presenta diferencias regionales, sino también según el tamaño de las ciudades: alcanza al 32,4% en los aglomerados de menos de 500.000 habitantes, frente al 31,4% en los centros urbanos más grandes.