Luciano Román, periodista y secretario de Redacción del diario La Nación, analizó en Majul 107.9 el caso de los "anteojos biónicos" como síntoma de un problema estructural.
Luciano Román, secretario de Redacción del diario La Nación, analizó en El Observador 107.9 los problemas estructurales del sistema educativo argentino a raíz del escándalo de los "anteojos biónicos" en el examen de ingreso a las residencias médicas. En diálogo con Luis Majul, el periodista planteó que este episodio es apenas un síntoma de una degradación ética mucho más amplia que afecta la formación universitaria.
Román explicó que el caso de los dispositivos utilizados para hacer trampa en el examen puede verse "como un síntoma de algo mucho más amplio, más complejo, más estructural que tiene que ver con la formación de los médicos en este caso, pero yo digo también podríamos ampliarlo a la formación universitaria en general".
El periodista vinculó este episodio con otros casos resonantes de las últimas semanas, como lo ocurrido con la jueza del juicio a Maradona en San Isidro y el camarista expulsado por denuncias de acoso laboral y sexual. "Ahí hay un hilo conductor, que es la degradación ética en el ejercicio de profesiones que deberían poner la ética profesional por encima de todo", señaló.
Román reveló un dato preocupante sobre los resultados del examen de residencias médicas: el 25% de los postulantes obtuvo una calificación mediocre para abajo, sacando menos de un 6 en el antiguo sistema de calificaciones. "Estamos hablando de un universo de médicos que en general tienen promedios altos en su carrera de grado porque eso les permite aspirar a las residencias, que se preparan muy especialmente para estos exámenes", explicó.
El periodista apuntó directamente contra lo que denominó "populismo universitario": "Está en la raíz de muchos de los problemas que después vemos expresados en este tipo de episodios. Es un problema muy estructural y muy de fondo".
Según Román, las facultades de medicina públicas están "absolutamente desbordadas, colapsadas por un sistema que le han impuesto a través de la ley universitaria que le impide fijar exámenes de admisión". Citó el caso específico de La Plata, históricamente una de las mejores facultades de medicina del país, donde "ingresan 5.000 estudiantes por año a una facultad que tiene una estructura académica y una infraestructura disponible para atender a 500 ingresantes por año".
El periodista rescató la carta de renuncia del profesor Marcelo Cerezo, médico reconocido que durante más de 40 años fue titular de la cátedra de Anatomía en la Universidad de La Plata. "Me voy porque siento la incomodidad ética de estar formando médicos de manera deficitaria, sin poder evaluarlos, sin poder garantizar la práctica que necesitan", citó Román.
Describió cómo la masividad ha degradado la enseñanza práctica: "En la Facultad de Medicina se está estudiando con muñecos, y esto por supuesto hay un aspecto virtuoso. Los muñecos están muy bien como una nueva tecnología para determinada práctica, pero no pueden reemplazar la práctica de interactuar con pacientes de carne y hueso en hospitales escuela".
La situación llegó al extremo de que "hay hasta 70 u 80 alumnos para ver a un paciente, lo cual primero degrada al propio paciente, segundo resulta estéril para la formación del estudiante".
Majul amplió el análisis hacia otros ámbitos, mencionando el caso del sistema previsional y las pensiones por invalidez, que pasaron de 81.000 durante la presidencia de Néstor Kirchner a 1.300.000 en la actualidad. Román coincidió en que existe "un gran hilo conductor" relacionado con "una sociedad que ha ido perdiendo sus parámetros éticos y que ha ido aboliendo los requisitos, las exigencias".
"Lo vemos en el sistema educativo, en todos sus niveles, muy dramáticamente en la escuela secundaria y muy dramáticamente también en la universidad", analizó el periodista, quien agregó: "Abolieron los requisitos. Antes para jubilarte tenías que tener 30 años de aporte. Bueno, ahora no hace falta tener los aportes".
Como ejemplo extremo de esta tendencia, Román mencionó que la Universidad Nacional de La Plata está haciendo "una convocatoria con bombos y platillos para que ingresen a la universidad estudiantes que no hayan terminado el secundario". Según explicó, existe "un artilugio legal" que permite casos de excepción, "pero promocionar que se ingrese a la universidad ya sin título secundario" es "como consagrar esto de que no hace falta cumplir los requisitos".
El periodista concluyó que cuando una sociedad "relaja todos sus mecanismos de accesibilidad a determinadas estamentos, a determinados beneficios, bueno, va rompiendo su tejido". En este contexto, sistemas "bien inspirados" como el de las residencias médicas, "basado en exámenes exigentes, en un orden de mérito, en cupos para que no entren 100 donde entran 10", terminan "teñidos" por esta problemática estructural.