La enfermedad de Parkinson es la segunda afección neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. Se origina por la alteración de una sustancia cerebral llamada sustancia negra o sustancia nigra, lo que provoca disfunción en la vía dopaminérgica. La dopamina es fundamental para el correcto funcionamiento del cerebro.

Según explicó la neuróloga doctora Alejandra Torres en una entrevista, es común asociar el Parkinson únicamente con temblores, pero esto no es correcto. "No es el temblor la característica principal, sino la bradicinesia, es decir, la lentitud en los movimientos, junto con rigidez muscular", detalló.

Síntomas motores y no motores

El Parkinson se manifiesta con síntomas motores como:

Lentitud al moverse (bradicinesia)

Rigidez

Alteraciones posturales

Inestabilidad en la marcha

Temblor (puede estar presente o no)

También incluye síntomas no motores que suelen pasar desapercibidos:

Pérdida del olfato

Trastornos del sueño (como terrores nocturnos)

Estreñimiento

Depresión o cambios en el ánimo

Pérdida de memoria

"Cuando el paciente llega al consultorio, pueden haber pasado 12 años desde que comenzó la degradación de la sustancia negra", advirtió la doctora Torres. Por eso, detectar estos síntomas tempranos es fundamental.

Diagnóstico y controles

La enfermedad no puede detectarse en chequeos de rutina. "El examen neurológico es clave y debe ser realizado por un especialista", subrayó. No se recomienda la consulta virtual para un posible diagnóstico de Parkinson, ya que el examen físico es indispensable.

Factores de riesgo y prevención

El envejecimiento, el estrés crónico, la mala alimentación, el sedentarismo, la falta de sueño y el consumo de sustancias tóxicas son factores que pueden favorecer el desarrollo del Parkinson. A esto se suma el concepto de neuroinflamación (neuroinflammation), que describe cómo el cuerpo reacciona de forma negativa ante estos factores y acelera el envejecimiento cerebral.

"Lo que hacés hoy es una inversión en tu futuro cerebral", afirmó Torres.

Aunque existe una forma hereditaria del Parkinson ligada al gen parkin A1, la mayoría de los casos se desarrollan por factores ambientales y hábitos de vida.

Ejercicio físico: una indicación formal

El tratamiento del Parkinson es multidisciplinario. La doctora Torres fue enfática al señalar que "el ejercicio físico ya no es una sugerencia, es una indicación formal". Según estudios, los pacientes que realizan ejercicios de fuerza y resistencia mejoran un 20% en la escala UPDRS, utilizada para medir la evolución de la enfermedad.

El ejercicio reduce la inflamación, mejora la neuroplasticidad y beneficia el estado general del cerebro.

Otros cuidados fundamentales

Control del estado metabólico y cardiovascular

Mejora del sueño

Alimentación saludable y personalizada

Prevención de caídas

Abordaje integral del paciente, más allá del tratamiento farmacológico

Suplementos con respaldo científico

Torres aclaró que algunos suplementos sí tienen evidencia científica sólida:

Vitamina B12: en déficit en el 85% de la población

Vitamina D3: esencial para la salud cerebral

Magnesio: necesario, pero debe indicarse según cada caso

Creatina: "No solo es para los músculos, también mejora la función cerebral"

Otros suplementos como el resveratrol o la ashwagandha tienen menor respaldo científico o deben ser utilizados con mayor cautela y bajo supervisión médica.

"Es importante que no se suplementen solos. Hagan una consulta médica para saber qué realmente necesitan", recomendó la especialista.

Señales de alerta para consultar

La doctora Alejandra Torres concluyó con una lista de síntomas a tener en cuenta:

Pérdida del olfato

Cambios en la postura (encorvamiento)

Rigidez muscular (dificultad para agacharse o moverse)

Lentitud en movimientos cotidianos

Trastornos del equilibrio

"Vos podés tener 500 problemas, pero si tenés un problema de salud, tenés un solo problema", remarcó.