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El día que Marilyn Monroe desconcertó a Isabel II: escote, nervios y una fotografía para la historia

La reina Isabel II tenía entonces apenas 30 años, pero ya encarnaba la continuidad y la disciplina de la corona británica.

Martes, 6 de Mayo de 2025

En 1956, Londres fue testigo de un encuentro fugaz pero inolvidable entre dos íconos del siglo XX: Marilyn Monroe e Isabel II. La premiere del filme La batalla del Río de la Plata reunió por unos minutos a la actriz más famosa de Hollywood y a la joven reina del Reino Unido en un evento que condensó tensiones culturales, rupturas protocolares y una escena que pasaría a la historia.


Dos mundos frente a frente

Monroe, que se encontraba en la capital británica rodando El príncipe y la corista bajo la dirección de Laurence Olivier, solicitó ausentarse del set para asistir al estreno. Acompañada por su esposo, el dramaturgo Arthur Miller, su presencia desató una ola de expectativas mediáticas. No era solo una estrella internacional quien se presentaría ante la monarca: era el choque de dos universos -el glamur cinematográfico y la solemnidad institucional- en un solo encuadre.

La reina Isabel II tenía entonces apenas 30 años, pero ya encarnaba la continuidad y la disciplina de la corona británica. Frente a ella, Monroe deslumbró con un vestido dorado y escotado, una elección audaz que rompía los códigos de vestimenta formales y marcaba una diferencia radical con el entorno sobrio del evento.

Durante el saludo formal, Isabel II percibió un tic nervioso en Monroe: la actriz se humedecía repetidamente los labios con la lengua, en un claro signo de ansiedad. Lejos de incomodarse, la reina no mostró en público reparo alguno, aunque años después recordaría con mezcla de sorpresa y compasión aquella escena. La incomodidad de Monroe no pasó inadvertida, y sumó una dimensión humana a una de las imágenes más emblemáticas de la posguerra cultural.

La fotografía del momento, tomada en medio del protocolo oficial, capturó mucho más que un apretón de manos. Fue la cristalización de una época: la tensión entre modernidad y tradición, entre lo efímero del estrellato y la solidez de las instituciones. Ambas mujeres, desde sus respectivos mundos, ofrecieron una estampa de dignidad: Monroe, con su carisma vulnerable; Isabel II, con su contención característica.


La huella del encuentro

Pese al impacto inicial, se supo luego que Isabel II tenía una opinión favorable sobre el trabajo cinematográfico de Monroe. Fuentes cercanas al palacio aseguraban que había visto buena parte de su filmografía y valoraba su talento, aunque evitó referirse a su agitada vida personal. Monroe, por su parte, nunca habló públicamente del encuentro. No hizo falta: la imagen compartida esa noche se transformó en una de las más memorables de su carrera.

Un dato llamativo: ambas tenían la misma edad al momento del encuentro. Pero sus destinos serían radicalmente distintos. Monroe falleció prematuramente en 1962, a los 36 años, tras años de inestabilidad emocional y presión mediática. Isabel II, en cambio, desarrolló un reinado de más de seis décadas y se convirtió en la monarca más longeva en la historia del Reino Unido.

El encuentro entre Marilyn Monroe e Isabel II no duró más que unos segundos, pero quedó grabado como símbolo de un tiempo marcado por contrastes. La estrella del cine y la reina compartieron una misma luz por una noche londinense, en una imagen que aún hoy continúa fascinando, por todo lo que muestra. y por todo lo que sugiere.