"A una de las industrias más controladas y reguladas del país, parecen llegarle poco a poco los esperados y tantas veces solicitados cambios", afirmó Bressia en el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia
Durante el tradicional Almuerzo de Bodegas de Argentina, el presidente de la entidad, Walter Bressia, se mostró alineado con las políticas del Gobierno y destacó que, por primera vez en años, el sector comienza a ver reflejados algunos de los cambios que venía reclamando.
"A una de las industrias más controladas y reguladas del país, parecen llegarle poco a poco los esperados y tantas veces solicitados cambios", afirmó Bressia en el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Sin embargo, advirtió que aún queda un largo camino por recorrer para lograr una vitivinicultura más moderna, competitiva y con menos regulaciones.
El dirigente destacó que 2024 fue un año atípico para el sector, con grandes desafíos económicos y de consumo. "Pasamos de trabajar en el día a día a una mirada esperanzadora del mediano plazo", señaló. No obstante, advirtió que las ventas no despegan y que el sector enfrenta competencia creciente de otras bebidas y cambios en las preferencias de los consumidores.
"Es tiempo de cambios profundos", remarcó, al referirse a la necesidad de mayor innovación para mantenerse competitivo.
Bressia reconoció que en los últimos meses hubo medidas clave que beneficiaron al sector, entre ellas:
Eliminación de regulaciones sobre precios en el mercado local.
Flexibilización de pagos al exterior.
Eliminación de retenciones para economías regionales.
Derogación de la ley de contratos de compra de materias primas en Mendoza.
Corrección de normativas específicas del vino.
"Agradecemos haber sido convocados para discutir e implementar estos cambios", sostuvo el empresario.
A pesar de estos avances, Bressia insistió en la necesidad de reformas más profundas, incluyendo:
Reforma tributaria para aliviar la carga fiscal sobre el sector.
Rediseño del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para un funcionamiento más eficiente.
Mayor flexibilidad laboral y reducción de costos al trabajo.
Modificación de la Ley de Vinos para reducir restricciones.
Acuerdos arancelarios para mejorar la competitividad en mercados internacionales.
Distribución equitativa del agua en Mendoza y otras regiones productoras.
Eliminación de regulaciones que limitan la producción.
Uso eficiente de fondos destinados a promoción en mercados estratégicos.
"Es el momento de dejar atrás viejas estructuras y avanzar hacia una vitivinicultura más inclusiva, previsible y sustentable", concluyó Bressia.
En un contexto de cambios, la industria vitivinícola busca reinventarse para enfrentar los desafíos de un mercado cada vez más dinámico y competitivo.