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Calma deliberada, la nueva estrategia de liderazgo

Muchas veces tomarse un tiempo para analizar alternativas puede hacer una gran diferencia

Domingo, 4 de Diciembre de 2022
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Los autores describen a la calma deliberada como un conjunto de herramientas personales para ayudar a aprender, cambiar y adaptarse, especialmente en tiempos difíciles. Esto se basa en una serie de conceptos relacionados a la autoconciencia, la conciencia situacional, autorregulación emocional y la inteligencia emocional. La mayoría de las veces, las crisis a las que nos enfrentamos se benefician de que tomemos un momento y digamos: “Dejame respirar un rato, pensar, hacer una pausa, dejame hacer un balance para decidir”. Aquí es donde entra lo que los autores nombran como “conciencia dual” que requiere hacer un balance de la situación y de cómo estamos nosotros mismos y vincularlas. Una pregunta interesante es ¿esta situación requiere que seas adaptable o podés resolverlo con cosas que te han funcionado antes? Estamos biológicamente programados para aferrarnos a fórmulas antiguas y exitosas que nos funcionaron en el pasado, y esa es la razón por la que fracasan muchas iniciativas de cambio.

Para catalizar una calma deliberada, hay que lograr un estado de calma, incluso cuando todo lo que nos rodea dice que te asustes. Resulta que tan solo unos segundos de esa calma, pueden hacer una gran diferencia. No es necesario que pasen horas de calma y meditación antes de reaccionar. Podría ser solo unas pocas décimas de segundo, y se ha demostrado que esto ayuda a las personas a tomar mejores decisiones. La clave de este ejercicio reside en que este estado sea deliberado. “Porque si no lo haces deliberadamente, probablemente te asustes o paralices. Necesitás ser muy deliberado al saber que estás en una situación caótica, saber que hay mucho en juego y luego calmarte deliberadamente para decidir”, explican los autores.

¿Cómo se practica la calma deliberada? Empezando por no ignorar a uno que siempre avisa: nuestro cuerpo, que da señales que algo puede no estar bien. El primer paso es tomar conciencia de lo que sentís cuando estás en un buen momento, cuando te desempeñás peor y cuando estás bajo presión, y comprender las cosas que hacés como resultado y las cosas que sentís. Se puede hacer mirando hacia atrás, aprendiendo al reflexionar sobre el día, pero también mirando hacia el futuro. ß