El presidente Javier Milei no se cansa de decir que los que marchan en su contra son "los antimilei", como si el país estuviera dividido en dos facciones irreconciliables.
Si algo saben hacer los políticos argentinos es dividir. Porque mientras la gente trata de sobrevivir a la inflación, la inseguridad y la falta de oportunidades, ellos juegan su propio juego: el de acumular poder, aunque el país se desmorone.
El presidente Javier Milei no se cansa de decir que los que marchan en su contra son "los antimilei", como si el país estuviera dividido en dos facciones irreconciliables. Pero si uno mira bien, todo su discurso es parte de una estrategia para concentrar más poder. Y en ese afán, sus supuestas "conversaciones" con el PRO son de lo más patéticas. Se reúnen, prometen trabajar juntos, y al rato se despellejan por redes sociales. Mauricio Macri amenaza con no apoyar los proyectos del gobierno, mientras Patricia Bullrich y Karina Milei intentan seducir a dirigentes del PRO para que crucen a La Libertad Avanza. ¿Qué clase de alianza es esa?
En el kirchnerismo la historia no es diferente. Mientras la provincia de Buenos Aires arde en una crisis de seguridad y económica, Axel Kicillof y Cristina Fernández están más preocupados por ver quién se queda con el liderazgo del espacio. Y el resto del peronismo está tan fragmentado que ni siquiera pueden sentarse a discutir seriamente.
El radicalismo es directamente un caos. Martín Lousteau por un lado, Rodrigo De Loredo por el otro, y un sector que coquetea con Milei. Son una bolsa de gatos. Y la izquierda. bueno, han logrado lo imposible: dividirse más veces de las que se han unido, siempre en busca de algún votito extra con ideas que en el mundo real solo han generado pobreza y autoritarismo.
La sociedad no puede caer en esta trampa. Si de verdad queremos sacar el país adelante, la unidad tiene que nacer desde abajo, desde la gente común que trabaja y produce. La política tiene que entender que las peleas personales y las disputas de poder no sirven de nada si no hay un proyecto de país en común. Pero claro, para eso hace falta grandeza. Y viendo el panorama, parece que en la Argentina de hoy es el recurso más escaso.