Entre 1992 y 1996, Scurlock robó cerca de 2,3 millones de dólares mientras se disfrazaba para engañar a las autoridades
William Scott Scurlock, conocido como el "Bandido de Hollywood", llevó una vida que parecía sacada de una película. Desde joven mostró una inteligencia notable, pero poco interés académico. Nacido en Virginia, hijo de un maestro y un predicador, su camino lo llevó a Hawái en 1974, donde comenzó a cultivar y vender marihuana junto a su amigo de la infancia Kevin Meyers. Ese fue su primer paso en un mundo donde la astucia y la creatividad se convertirían en herramientas de supervivencia y riesgo.
En 1978, Scurlock se trasladó a Olympia para estudiar medicina en Evergreen State College, pero su pasión por la química lo llevó por otro camino: los laboratorios del campus se convirtieron en su taller para cocinar metanfetaminas. Durante esa época construyó una casa en un árbol de tres pisos con todas las comodidades modernas, con la ayuda de Meyers y su hermano Steve, quienes años después se convertirían en sus cómplices en los robos que lo harían famoso.
Entre 1992 y 1996, Scurlock asaltó bancos en el área de Seattle por cerca de 2,3 millones de dólares, usando disfraces inspirados en la película Point Break. Se transformaba en diferentes personajes para engañar a la policía, ganándose el apodo de "Hollywood". Sus crímenes fueron planeados con precisión, pero el azar siempre tiene la última palabra: un cajero activó una alarma silenciosa y un cliente siguió secretamente su vehículo, desatando la persecución que terminó con un tiroteo, heridas a sus cómplices y la inevitable captura final de Scurlock.
El 3 de julio de 1996, tras escapar por última vez, fue localizado en una caravana propiedad de una anciana de 85 años. Rodeado por la policía, tomó una decisión definitiva y se disparó, poniendo fin a su carrera criminal. A pesar de su vida al margen de la ley, quienes lo conocieron recuerdan a un hombre carismático, educado y físicamente imponente. Su abogado, Shawn Newman, decía: "No tenía una personalidad ruda. Tenía muy buenos modales. Era un tipo interesante, y si lo veías en la calle, aunque no se hubiera afeitado durante un par de días, todavía tenía buen aspecto".
Tras su muerte, la policía descubrió una habitación subterránea secreta donde guardaba disfraces y parte del dinero robado, revelando a amigos y conocidos una faceta de su vida que jamás imaginaron. Scurlock se convirtió en leyenda: no solo por los crímenes que cometió, sino por la combinación de ingenio, audacia y estilo que marcó cada paso de su historia, convirtiendo a un joven con talento y curiosidad en el infame "Bandido de Hollywood".