El Allegiant Stadium de Las Vegas fue escenario de una noche histórica para el boxeo. Terence Crawford superó a Saúl "Canelo" Álvarez en un combate que no fue explosivo, pero sí de altísimo nivel técnico e intelectual. Los jueces dictaminaron la victoria por decisión unánime para el estadounidense, que mantiene un récord invicto de 42 peleas.

Crawford, que subió dos divisiones para enfrentar al mexicano, basó su triunfo en la movilidad constante, el control de la distancia y combinaciones rápidas que minaron la resistencia de Canelo. Evitó el cuerpo a cuerpo, donde el tapatío suele imponer condiciones, y apostó a una estrategia paciente y precisa.

A medida que avanzaban los rounds, el boxeador de Omaha lucía cada vez más seguro y fresco, mientras que Canelo mostraba signos de cansancio. Incluso desde su esquina lo instaron a redoblar esfuerzos en el octavo asalto: "¡Vinimos a ganar!", le recordaron. Pero la reacción nunca llegó.

En los intercambios breves, Crawford respondió con entereza y, cuando fue necesario, volvió a saltar y a bailar alrededor del ring, sin perder el control. Para el último round, la diferencia era evidente: el estadounidense dominaba el ritmo, la distancia y la compostura.

Al sonar la campana final, no quedaban dudas. La decisión de los jueces solo confirmó lo que ya intuían los 65 mil espectadores en el estadio y millones más a través de la transmisión mundial: Crawford no solo derrotó a Canelo, sino que se consagró como un peleador de época, al convertirse en el primer boxeador en la historia en ser campeón indiscutido en tres divisiones diferentes.