Esta pequeña criatura acuática, bautizada como Cretosabethes primaevus, se asemeja a las larvas de mosquitos modernos
Mientras que Parque Jurásico imaginó el ADN de dinosaurio extraído de un mosquito atrapado en ámbar, la realidad ofrece una maravilla similar: los científicos han descubierto una larva de mosquito de 99 millones de años perfectamente conservada en resina fosilizada.
Esta pequeña criatura acuática, bautizada como Cretosabethes primaevus, se asemeja a las larvas de mosquitos modernos, lo que destaca los patrones perdurables de la evolución. Encontrada en la región de Kachin en Myanmar, su tumba de ámbar, una instantánea del período Cretácico, revela un mundo donde los dinosaurios vagaban y los mosquitos ya dominaban la supervivencia. Imaginen una gota de resina capturando esta etapa larvaria, transformando "gusanos" nadadores en plagas aladas: una postal prehistórica firmada por el tiempo mismo.
A diferencia de los fósiles de mosquitos adultos descubiertos previamente con formas extintas, esta larva, de apenas un milímetro de tamaño, se vincula directamente con las especies contemporáneas. Perteneciente al grupo Sabethini, conocido por reproducirse en hojarasca y huecos de árboles, su diseño sugiere un "éxito de ventas" de la evolución.
Dirigidos por el zoólogo André Amaral, los investigadores confirmaron esta larva de mosquito mesozoico como la primera de su tipo encontrada en ámbar. Su preservación implica que los mosquitos se originaron en el período Jurásico, diversificándose en el Cretácico temprano. Esta antigua larva demuestra la estabilidad evolutiva: mientras que los dinosaurios desaparecieron, estos insectos se adaptaron a nichos acuáticos minúsculos sin cambios significativos.
Como la hidra de la mitología griega, los mosquitos renacen de los huevos en el agua, eternos e irritantes. Comprender su historia evolutiva es crucial para combatir las enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue y la malaria en el mundo actual.

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