Analistas La columna de Antonio Ginart

Congreso en modo bloqueo: cuando la política se disfraza de democracia

La oposición kirchnerista está en modo "vamos por todo" otra vez. Y uno se pregunta: ¿esto es control republicano o es directamente un intento de asfixiar al Gobierno? Porque está claro: no buscan debatir, buscan desgastar. No quieren equilibrio, quieren parálisis.

Miercoles, 8 de Octubre de 2025

Lo que está pasando en el Congreso no es una simple pulseada política. Es algo mucho más serio.

La oposición kirchnerista está en modo "vamos por todo" otra vez. En los últimos días avanzaron con proyectos para limitar los DNU del Presidente, pidieron interpelar a Karina Milei, que es Secretaria General de la Presidencia, y hasta impulsan una moción de censura contra el jefe de Gabinete. Todo junto, todo al mismo tiempo.

Y uno se pregunta: ¿esto es control republicano o es directamente un intento de asfixiar al Gobierno? Porque está claro: no buscan debatir, buscan desgastar. No quieren equilibrio, quieren parálisis.

Y lo más paradójico es que los mismos que gobernaron 16 años a puro decreto, que usaron el Congreso como escribanía, ahora se llenan la boca hablando de institucionalidad. Los mismos que durante el kirchnerismo cerraban el Parlamento, hoy dicen defender la República. ¿De verdad creen que alguien les compra ese cuento?

La movida es evidente: generar ruido, crear clima de caos, empujar al Ejecutivo a la defensiva. Es el viejo manual del golpe blando. No con tanques ni armas, sino con micrófonos, titulares y acuerdos entre bloques que se oponen a todo. Una especie de guerra política disfrazada de control institucional.

Y lo más grave es que esto va contra el voto popular. Porque los argentinos eligieron un cambio, no un bloqueo. Eligieron un Presidente para gobernar, no para que lo acorralen desde el Congreso. Si no les gusta el rumbo, que lo discutan en las urnas la próxima vez, no con maniobras que frenan al país.

Cada intento de censura, cada interpelación sin contenido, cada traba a los DNU, no fortalece la democracia: la debilita. Porque cuando el Congreso se convierte en una trinchera partidaria, lo que se rompe no es la autoridad de un presidente, sino la gobernabilidad de todos.



Ojalá esta vez el Parlamento entienda que el límite no es Milei: el límite es la paciencia de la gente.
Porque si siguen empujando el conflicto solo para desgastar, el golpe no va a ser institucional: va a ser contra la estabilidad del país.

Y cuando eso pase -porque ya los conocemos-, los mismos de siempre van a decir:
"¿Ven? No supo gobernar".

No, no es que no supo. es que no lo dejaron.

"No es que la economía esté parada, sino que la reactivación se detuvo"

Analistas

El economista analizó en Majul 107.9 la volatilidad financiera, las negociaciones por el salvataje de Estados Unidos y explicó por qué no se bajan los impuestos.