Argentina Cambio de vida

De los pasillos del seminario a los reflectores de la vida del mundo drag

La vida de Roxanna Miranda es un testimonio de transformación, valentía y autenticidad. 

Martes, 30 de Setiembre de 2025

La vida de Roxanna Miranda es un testimonio de transformación, valentía y autenticidad. Conocida en los escenarios por su arte drag, Roxanna no siempre vivió entre luces y aplausos: su historia comenzó en un contexto muy diferente.

 Antes de brillar sobre los escenarios de clubes y fiestas, vestía sotana y se preparaba para ser sacerdote. Desde muy joven, sentía una profunda conexión con la religión y con Dios; las procesiones y las misas la fascinaban y soñaba con formar parte activa de la iglesia. Su familia, creyente pero respetuosa, le permitió explorar su vocación sin presiones.

Sin embargo, la vida le presentó un giro inesperado. A los 17 años, un amigo la invitó a presenciar un espectáculo drag, y lo que vio allí sembró en ella una semilla de curiosidad: el arte del maquillaje, el vestuario y la puesta en escena la dejaron impresionada. Ese encuentro fue el inicio de un proceso de autodescubrimiento y cuestionamiento de su identidad. Durante su tiempo en el seminario, Roxanna empezó a explorar su orientación sexual y a enfrentar conflictos internos: inicialmente había tenido una relación con una mujer, pero pronto comprendió que se sentía atraída por los hombres, lo que la llevó a luchar con sentimientos de culpa y miedo al "pecado".

El camino hacia la autoaceptación fue largo y doloroso. Roxanna tuvo que reconciliar su identidad con su fe, hasta entender que podía ser fiel a sí misma sin renunciar a su espiritualidad. "Trepada, homosexual y sangrona", definió a la persona que finalmente decidió aceptar y amar.

El salto al mundo drag fue otro desafío. Animada por amigas del ambiente, aceptó transformarse y debutó en un club gay, interpretando canciones de grandes artistas. Al principio, la transición fue difícil: tras la muerte de un sacerdote que la había apoyado, quedó sin sustento económico y vio en el drag una forma de expresarse y sostener su vida. Con disciplina, estudio y pasión, fue perfeccionando su arte, explorando nuevas formas de expresión y encontrando su voz única sobre el escenario.

A medida que se entregaba a su nueva vocación, Roxanna tuvo que dejar atrás la vida del seminario, con sus misas y rutinas religiosas, para dedicarse por completo a su arte. En su camino enfrentó prejuicios, dificultades económicas y la mirada crítica de la sociedad, pero nunca pidió permiso para ocupar su lugar. Su historia es un ejemplo de cómo la autenticidad y el amor propio pueden transformar vidas, incluso en los contextos más rigurosos.

Hoy, Roxanna Miranda no solo brilla como artista drag, sino que se ha convertido en un símbolo de resistencia, libertad y celebración de la diversidad. Su recorrido desde el seminario hasta los escenarios demuestra que la verdadera vocación no siempre es la que otros imaginan para nosotros, sino la que elegimos cuando nos atrevemos a ser nosotros mismos.

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